El sueño de un ciudadano

BUENOS AIRES (Télam).- El filme «Petróleo sangriento», del personal realizador norteamericano Paul T. Anderson y nominado a ocho premios Oscar, se estrena hoy en la región. Se trata del quinto filme de Anderson, un realizador que supo plasmar un mundo propio y personal y que en esta cinta asume un relato épico, de tono casi clásico, donde la tragedia, la soledad y la falta de escrúpulos se unen a una desbordante ansia de progreso económico, encarnando el sueño capitalista norteamericano.

Basado libremente en la novela «Oil» de Upton Sinclair, de la que Anderson dijo haberse basado en las primeras 150 páginas, la cinta cimienta su relato a partir de la vida de Daniel Plainview (Daniel Day Lewis), un minero que se suma a la fiebre del descubrimiento del petróleo y comienza a forjar un pequeño imperio. Plainview recorre distintos pueblos del Oeste, buscando dar con yacimientos petroleros, anunciándose a sí mismo como un magnate del oro negro y estableciendo beneficiosos contratos con los granjeros. Con pequeños éxitos, Plainview obtiene un golpe de suerte cuando le llega la información de una zona en California inexplorada y rica en yacimientos, estableciéndose en el poblado rural de Little Boston, que se transforma en el teatro de operaciones de un drama personal y colectivo al ritmo de la explotación petrolera.

Relacionada con «El ciudadano», el filme de Anderson guarda varias similitudes con el monumental relato de Orson Welles. Difícilmente la encarnación de la ambición capitalista asuma un rostro más humano y despiadado que en los personajes de Charles Foster Kane y Daniel Plainview, prototipos del sueño del poder enhebrado desde la soledad, la traición, los intereses personales y una decisión inquebrantable de ir por más, dejando en el camino todo lo que pueda ser un obstáculo y pagando con sangre y soledad el camino de la ambición.

Alejada de la polémica e irreverente «Boogie Nights» , de «Magnolia» y de la hilarante e inteligente «Embriagado de amor», Anderson asume en su quinto filme un relato clásico. Pero mucho más por el tipo de material narrativo que por una pose jactanciosa. Es el mismo material, y la necesidad de contar la historia de un hombre y un país, los que obligan a Anderson a generar un relato épico. Un relato de destinos, un relato de tragedia, un filme clásico que habla de la construcción del mayor imperio moderno, los Estados Unidos.


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