El sufrimiento emocional de los niños compromete su vida a futuro
Aunque tienen tantos problemas como los adultos, los niños son ignorados a la hora de manifestar sus malestares. Se sabe que entre el 5 y el 8% de la población infantil padece depresión y que la mayoría no recibe ningún tratamiento.
Las experiencias en los primeros cinco años de vida son uno de los condicionantes del desarrollo de la personalidad: abandono, violencia, marginalidad, maltrato, abusos y otras situaciones que afrontan los niños, guardan una enorme influencia en su salud mental presente y a futuro, según coinciden los especialistas a nivel mundial.
La depresión, que antes sólo se diagnosticaba en personas adultas, afecta a no menos del 5 al 8% de la población infantil, aunque esa incidencia se incrementa notoriamente ante catástrofes naturales, situaciones bélicas o de conmoción interna, que en la actualidad comprometen a millones de chicos en los cinco continentes.
Pero no es necesario ir a situaciones tan extremas para verificar el sufrimiento de los niños: pobreza estructural, exclusión, hambre y otras consecuencias de la iniquidad social causan estragos en la salud física de los menores, y traen aparejados una pesada carga de estrés, depresión y otras manifestaciones que, a su vez, pueden desembocar luego en adicciones, violencia y conductas antisociales.
Ya en 1996, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelaban que 1.500 millones de personas en el mundo sufren de algún trastorno de salud mental -incluye los relacionados con el abuso de drogas, alcohol y tabaco- en muchos casos vinculados al hambre, depresión, violencia doméstica y sexual, desempleo y discriminación en educación.
Además, esa cifra abarcaba entonces a unos 17 millones de niños que en América Latina y el Caribe sufren de trastornos psiquiátricos y necesitan tratamiento profesional.
Los riesgos de sufrir una depresión
«Los chicos que viven con mucha tensión, que experimentan una pérdida o tienen desórdenes de la atención o de la conducta, o discapacidades en el aprendizaje, o aún problemas de salud mental, corren mayor riesgo de sufrir depresión», consigna en un informe Cynthia Callahan, gerente de una clínica de orientación infantil en Madera, Portugal.
En el ámbito familiar, el vínculo entre el maltrato de menores y la violencia doméstica es claro: entre el 11 y el 45% de los niños que sufren maltrato o abandono tienen una madre que es maltratada por su esposo o compañero.
Y entre un 37 y 63% de las mujeres maltratadas tienen hijos que también sufren maltrato o abandono. Aunque en casos de violencia doméstica ésta puede ser ejercida por uno a ambos padres, los chicos corren mayor riesgo de ser maltratados por el padre o el padre sustituto.
Un estudio de violencia familiar en el que las mujeres habían sido maltratadas por su compañero, demostró que el 63% de los agresores también hicieron lo mismo con los niños, y que los hombres tienen hasta seis veces más probabilidad que las mujeres de maltratar a sus hijos.
El doctor Steven Hyman, director del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, dijo que las personas con problemas de salud mental «muchas veces son marginadas a raíz de supersticiones».
Por eso consideró que «la ciencia tiene un papel crítico en la lucha contra la ignorancia acerca de salud mental», y al referirse a la psiquiatría en la era post-genómica, remarcó que «los estudios más recientes muestran que queda mucho por aprender acerca de las complejidades del cerebro».
Lo cierto es que supersticiones, discriminación y estigmatización, cuando no desestimación e ignorancia, son situaciones comunes en el torno a la salud mental, incluso por parte de los profesionales, según reconocieron durante una charla sobre el tema realizada esta semana en la Fundación Salud, en el marco del centenario de la OPS.
Igual o peor que los adultos
Miembros de la OPS manifestaron también que «tres grandes países desarrollados» solicitaron al organismo un estudio sobre la depresión, por su impacto negativo en la productividad.
José Miguel Caldas de Almeida, coordinador de Salud Mental OPS dijo que en las Américas causa más del 24% de las enfermedades.
La depresión ocupa el segundo lugar -43%- de las discapacidades provocadas por enfermedad, es la causa principal de las pérdidas en el ámbito laboral por enfermedad y causa enorme sufrimiento.
También remarcó que a pesar del avance del conocimiento y los éxitos terapéuticos, la mayor parte de las personas en América, Estados Unidos, Francia y otros países desarrollados no acceden a ellos, sencillamente «porque no se aplican y, en la mayor parte del mundo, ni siquiera se identifican».
Vergüenza, falta de acceso a los servicios y recursos reducidos son algunas de las causales de esta situación, mientras se estima que en el período 1990-2010 la población deprimida pasará del 20 al 35%, incremento mayor al que tendrá la población mundial.
Por su parte Giovanni de Plato, responsable de Salud Mental de la región italiana Emilia-Romagna, señaló que en ese país los trastornos psiquiátricos afectan al 25% de la población, 17% de modo leve o transitorio (sufrimiento psicológico), y 8% en sus modalidades persistentes.
Los estudios muestran que hay trastornos de salud mental en el 16% de la población infanto adolescente, y en el 8% del grupo etáreo pre-escolar (de 1 a 5-6 años). En términos de depresión, en América Latina y el Caribe «los niños son ignorados, aunque tienen problemas, muchas veces más que los adultos, y comprometen su vida a futuro» manifestaron los especialistas, al encuadrar en los grupos vulnerables a esta patología a mujeres, ancianos, indígenas y refugiados.
Las experiencias en los primeros cinco años de vida son uno de los condicionantes del desarrollo de la personalidad: abandono, violencia, marginalidad, maltrato, abusos y otras situaciones que afrontan los niños, guardan una enorme influencia en su salud mental presente y a futuro, según coinciden los especialistas a nivel mundial.
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