“El talento de Maximiliano Guerra desnudó la decadencia cultural de Bariloche”

Escuché hace ya un tiempo un chiste bastante corrosivo sobre la Argentina que es absolutamente aplicable a esta ciudad patagónica. Decía algo así como que cuando Dios creó el mundo fue muy generoso con este país y le otorgó enormes riquezas; sin embargo, para no ser injusto con el resto, puso a los argentinos y contrarrestó la ventaja. Díganme si no es eso lo que sucede en Bariloche. La ciudad que todos quieren conocer, la de las leyendas, donde se creía que estaba el paraíso, es donde hoy reina la decadencia. Me preguntó cuál será el origen de tanta desidia, de esta vocación por hacerlo todo mal; atarlo con piolines, ni siquiera con alambre. Sabemos que el único problema de Bariloche somos sus habitantes. Esta ciudad fue pionera del progreso en la Patagonia y hoy es muestra del atraso. Podríamos armar un manual de las zonceras barilochenses. Vivimos en una ciudad donde todo se improvisa. Lo que pasó días atrás con la presentación de Maximiliano Guerra es el paradigma de lo que pasa en todas la esferas. Como un bello paisaje el bailarín desplegaba su talento. La energía del Ballet del Mercosur proponía volar alto. De repente la mirada se posaba sobre el travesaño de un arco o sobre las bambalinas atadas con piolines y la magia se rompía. De repente otra vez nuestra atención era captada por las expresiones de los grandes artistas y uno se estremecía sin moverse demasiado porque las ordinarias sillas plásticas podían romperse y otra vez el desencanto aparecía. Es curioso asistir a un espectáculo de danza donde no se les puedan ver los pies a los protagonistas. El escenario mal montado. Sin una mínima puesta. Tal vez pensaban que con la mera presencia de los artistas alcanzaría, como si se tratara de cualquier paisaje que brinda Bariloche. Seguramente alcanzó para que de esa noche los productores sacaran un buen rédito o para que una temporada vengan algunos turistas, pero de seguro no volverán. Y así el estancamiento camina de la mano del abandono. ¿Hasta cuándo vamos reclamar espacios para el arte? ¿Hasta cuándo vamos a maltratar a los artistas? Buscando respuestas escuché por una radio hablar a Victoria Arroyo, secretaria de Cultura de la municipalidad. Dijo lo siguiente: “Maximiliano Guerra bailó en los escenarios de todo el mundo y bailar en éste merece los aplausos más grandes que pueda tener un artista. Eso es ser artista, bailar del primer lugar hasta el último”. Y completó: “Es de destacar su lucidez como artista”. También es de destacar la lucidez de la funcionaria, para ella somos de lo último. Vale la pena mencionar que esta presentación se hizo con el apoyo de la Secretaría de Cultura del municipio. Me pregunto qué hicieron desde esta área aparte de poner su logo en los afiches y en la programación que se repartió el mismo sábado. No es la primera vez que sucede algo así y tampoco será la última, pero ¿hasta cuándo? Las necesidades son tan grandes como las posibilidades, eso tal vez sirva de consuelo. Dante Marino DNI 31.916.662 Bariloche

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