El talento y el fuego con el 8 en la espalda
Simple y alegre en la vida; creativo y mañoso en la cancha.
CIPOLLETTI (AC).- Diego Alberto Landeiro es de esos «espíritus» que esconden en su interior dos personalidades. En la vida cotidiana, un hombre sencillo, extrovertido y simpático. En la cancha, la emulación local del «Mellizo» Guillermo Barros Schelotto: jugador de dientes apretados, hablador, mañoso y que en un centímetro saca ventajas.
Por sus venas corren sangre y potrero, pero tiene un mapa mental compatible con cualquier dibujo táctico. Es de los jugadores que se acomoda a las «coyunturas» de 90 minutos, pero que respeta siempre la ideología del buen juego y la pelota pegada al suelo.
La presencia del «Coco» en la cancha tiene un valor agregado para el conjunto de «Mingo» Perilli. Futbolísticamente, es un incondicional, y anímicamente da la impresión de ser un ganador nato. Su andar por la cancha nunca pasa desapercibido; su personalidad no le permite ser un jugador más en el verd césped.
Este es su segundo paso por la institución. Cipolletti lo repatrió desde México, donde había militado un año en la segunda división con la camiseta de Nacional de Tijuana. Perilli lo vistió de carrilero por derecha -ya venía cumpliendo esa función en el país tequilero- y a partir de ese momento se convirtió en una pieza clave, fundamental en el andamiaje del equipo.
Claro, siempre reconoció que añoraba la posición de enganche, en la que se había desempeñado en sus pasos por Ituzaingó, el «albinegro», Olimpo y Villa Mitre. En varios cotejos de visitante el entrenador lo utilizó de «enlace», y quizá fue donde se sintió más cómodo.
Tiene atributos de potrero que le imprimen sello propio a cada jugada. Velocidad y explosión, gambetea en una baldosa, profundidad y gol. Desde que retornó a su viejo amor, Cipolletti, disputó 39 partidos en el Argentino «A», de los que jugó 35.
Es el segundo artillero -detrás de Germán Alecha- con 12 goles, y junto a Mario «Cota» Alvarez son los únicos que facturaron por tres. Claro, Diego lo hizo de visitante, en la derrota 5-4 frente a Independiente Rivadavia, el 16 de febrero del año pasado.
En el «debe» habría que señalar que el «Petiso» carece de vocación defensiva, déficit que reemplaza con despliegue y entrega.
Nunca pasa inadvertido. Tirando lujos o manoteándose con rivales. Fingiendo un foul o trepando al alambrado con la garganta llena de gol. Riendo en el vestuario o fastidioso al ser reemplazado. Las dos personalidades de un talentoso.
De a poco, Perilli va recuperando lesionados
CIPOLLETTI (AC).- La lista de lesionados que tenía Cipolletti prácticamente desapareció: Lorenzo Frutos evolucionó bastante bien y hoy será evaluado en la práctica de fútbol; el «Ruso» se recuperó de un golpe; al «Mono» Flores le vino bien el descanso; y José Ancatén está casi listo para volver.
La lluvia que cayó ayer en la ciudad impidió que el plantel pudiera entrenar al aire libre. Por eso la práctica se tuvo que llevar adelante en el Estadio Municipal. Allí, realizaron ejercicios físicos, sobre todo de reacción, algo de fútbol informal.
Según el parte médico, Lorenzo Frutos y José Ancatén serán probados en la práctica de fútbol de esta tarde, en la que el «Mingo» comenzará a delinear el equipo que el domingo, desde las 20, enfrentará a Gimnasia de Mendoza, con el arbitraje de Hugo Galván.
Cipolletti llega entonado luego del empate que consiguió en San Luis; mientras que los mendocinos quedaron últimos, con pocas posibilidades de salvarse del descenso y tres bajas del equipo titular. En el último partido se fueron expulsados Daniel Dobrik, Juan Montivero y Adrián Ontiveros, lo que complica aún más la tarea de su técnico, Carlos Mancini.
Ayer, el «Lobo» mendocino disputó un partido amistoso con Andes Talleres en la quinta de Abate.
El equipo formó con Gastón Losa; Damián Biondi, Fernando Nonino, Franco González y Miguel Kosciuk; Federico Díaz, Mauricio Arce, Mario Marchetti y Marcos Lama; José Ortíz y Juan Carlos Bermegui. De no mediar algún imprevisto, este podría ser el equipo que enfrente a Cipolletti.
CIPOLLETTI (AC).- Diego Alberto Landeiro es de esos "espíritus" que esconden en su interior dos personalidades. En la vida cotidiana, un hombre sencillo, extrovertido y simpático. En la cancha, la emulación local del "Mellizo" Guillermo Barros Schelotto: jugador de dientes apretados, hablador, mañoso y que en un centímetro saca ventajas.
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