el trabajo de las instituciones
Además de los voluntarios que trabajaron a la intemperie durante la emergencia, hubo muchos otros vecinos que donaron su tiempo en tratar de gestionar soluciones económicas y ayudas para poder salir de la crisis económica desatada. La primera semana prácticamente todos los negocios cerraron, los turistas no vinieron más durante meses y el primer mes se cortó la cadena de pago. La parálisis fue total. “Transcurridas las primeras 48 horas, comenzamos a comunicarnos con el objetivo de analizar lo que había ocurrido y las consecuencias. Llegamos a la conclusión de que era muy importante reaccionar ya que estimábamos que de no hacerlo la situación sería muy grave”, recuerda Adrián Fraga, ex integrante de la Cámara de Comercio. De esta manera, al tercer día de la erupción se reunieron con otras cinco instituciones del sector productivo que integraban la Mesa de Acuerdos para la Sustentabilidad. A los nueve días de conformado el grupo, de extensas jornadas de consultas y análisis, se elaboró un plan que abarcó desde la seguridad hasta lo económico y se presentó al gabinete provincial. Luego redactaron el proyecto inicial de lo que días después se convertiría en la Ley de Emergencia Provincial. “Tras esta presentación 15 días más tarde llegaron las medidas y con esto los primeros desembolsos de dinero, para los comerciantes”, recordó Fraga. Por su parte, el ex presidente de la Asociación de Hoteles, Sergio Rossi, destaca que “el gran mérito de esta mesa fue apostar al trabajo y no a la dádiva, las peticiones pasaban por ayudas económicas para mantener las estructuras productivas”. También destaca la respuesta y el trabajo conjunto entre las distintas instituciones que elaboraron el plan, en base al cual luego se organizó la ayuda gubernamental. Respecto de los meses subsiguientes, Rossi recuerda “la incertidumbre de hasta cuánto tiempo se tenía que seguir flotando”. Hoy señala que el sector está “muy esperanzado” y que se van recuperando los índices de ocupación. “Pasamos de un turista que se arriesgó a venir a uno que vino a verificar lo bien que le habían comentado que estaba la Villa. Eso resume el éxito del proceso posterior al volcán y nadie se lo puede arrogar ni nadie está afuera de ese éxito, todos hicieron algo”, concluyó Rossi. Por su parte, Fraga dice que “ningún habitante de la Villa será igual después de aquel 4 de junio, hemos crecido mucho. En cuanto a la Cámara, nuestra relación se selló a fuego, cada uno vio al otro trabajar en una situación límite y eso te hace crecer, como grupo”.
Los comercios hoy se van recuperando.
Además de los voluntarios que trabajaron a la intemperie durante la emergencia, hubo muchos otros vecinos que donaron su tiempo en tratar de gestionar soluciones económicas y ayudas para poder salir de la crisis económica desatada. La primera semana prácticamente todos los negocios cerraron, los turistas no vinieron más durante meses y el primer mes se cortó la cadena de pago. La parálisis fue total. “Transcurridas las primeras 48 horas, comenzamos a comunicarnos con el objetivo de analizar lo que había ocurrido y las consecuencias. Llegamos a la conclusión de que era muy importante reaccionar ya que estimábamos que de no hacerlo la situación sería muy grave”, recuerda Adrián Fraga, ex integrante de la Cámara de Comercio. De esta manera, al tercer día de la erupción se reunieron con otras cinco instituciones del sector productivo que integraban la Mesa de Acuerdos para la Sustentabilidad. A los nueve días de conformado el grupo, de extensas jornadas de consultas y análisis, se elaboró un plan que abarcó desde la seguridad hasta lo económico y se presentó al gabinete provincial. Luego redactaron el proyecto inicial de lo que días después se convertiría en la Ley de Emergencia Provincial. “Tras esta presentación 15 días más tarde llegaron las medidas y con esto los primeros desembolsos de dinero, para los comerciantes”, recordó Fraga. Por su parte, el ex presidente de la Asociación de Hoteles, Sergio Rossi, destaca que “el gran mérito de esta mesa fue apostar al trabajo y no a la dádiva, las peticiones pasaban por ayudas económicas para mantener las estructuras productivas”. También destaca la respuesta y el trabajo conjunto entre las distintas instituciones que elaboraron el plan, en base al cual luego se organizó la ayuda gubernamental. Respecto de los meses subsiguientes, Rossi recuerda “la incertidumbre de hasta cuánto tiempo se tenía que seguir flotando”. Hoy señala que el sector está “muy esperanzado” y que se van recuperando los índices de ocupación. “Pasamos de un turista que se arriesgó a venir a uno que vino a verificar lo bien que le habían comentado que estaba la Villa. Eso resume el éxito del proceso posterior al volcán y nadie se lo puede arrogar ni nadie está afuera de ese éxito, todos hicieron algo”, concluyó Rossi. Por su parte, Fraga dice que “ningún habitante de la Villa será igual después de aquel 4 de junio, hemos crecido mucho. En cuanto a la Cámara, nuestra relación se selló a fuego, cada uno vio al otro trabajar en una situación límite y eso te hace crecer, como grupo”.
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