El triunfo de Cambiemos y su impacto en la política regional

La buena performance del oficialismo nacional reconfigura el mapa político. Tres académicos de la región analizan estrategias, fracasos y aciertos de los partidos regionales y su proyección.

El Escenario poselectoral

Por Francisco Camino Vela (*)

Cambiemos ha triunfado claramente en la últimas elecciones legislativas, sobre todo en los cinco distritos principales del país, confirmando su base territorial afincada en la zona centro y litoral, en las áreas centrales del modelo agro exportador y de mayor densidad urbana. No obstante, la onda expansiva alcanzó distritos del norte y sur del país, derrotando al peronismo y a otras fuerzas políticas.

La principal virtud electoral de Cambiemos ha sido insertar su mensaje en la antipolítica presente en gran parte de la sociedad. Una sociedad que no quiere vivir tiempos políticos, con el disenso que les es propio, sino una evocada paz colectiva, una época de consenso, dialogo y buenas formas, que parece hacer innecesaria las construcciones antitéticas de la década anterior.

Es el resultado de una construcción político comunicacional que ya lleva un lustro y que ahora da frutos claros.

Esta antipolítica se contrapone al principal interlocutor de la política clásica, los partidos políticos. De hecho, en la Argentina reciente se reconocía la existencia o pervivencia de cuatro partidos políticos que cumplían con la fortaleza y las características propias de esta calificación: el peronismo, el radicalismo, el socialismo y el Movimiento Popular Neuquino.

El radicalismo, o lo que queda de él, está subsumido en su mayoría en Cambiemos y ya no es ni por asomo la fuerza que era. Su autonomía de decisión, sus banderas históricas, su capacidad de producir identidad y dirigentes, están hoy bajo el ala de la política profesional de matriz Pro.

El peronismo está disgregado y en conflicto. Si bien es la principal fuerza opositora, los dirigentes que han tenido buenos vínculos con el gobierno nacional actual han cosechado resultados negativos en las urnas y están en disputa con Cristina Fernández, constituida en la dirigente opositora con mayor caudal electoral. El socialismo, por su parte, sigue su pendiente de descenso y en su distrito el triunfo de Cambiemos fue rotundo, casi triplicando los votos obtenidos por el Frente Progresista Cívico y Social, que quedó tercero tras el Frente Justicialista.

La polarización electoral, buscada por el oficialismo, destrozó expectativas provinciales, lo que se plasmó claramente en el Movimiento Popular Neuquino, que volvió a perder otra elección legislativa, encendiendo las alarmas en el histórico partido que obtuvo apenas 80.000 votos. Los disensos internos dentro del partido y el magro resultado de su estrategia electoral, contribuyeron a este desempeño en el marco de la señalada polarización y del cultivado escenario antipolítico. El Frente Neuquino, liderado por Ramón Rioseco, tampoco se sustrajo a las características de esta elección y no pudo alcanzar una de las tres diputaciones en juego, quedando la última en manos de Unidad Ciudadana. Es un guiño al nuevo mundo Pro el triunfo del candidato provincial de Cambiemos proveniente de una comunidad evangélica neuquina.

Otro análisis demanda Río Negro, donde su partido gobernante, la joven construcción de su gobernador, Juntos Somos Río Negro, tuvo una elección y una estrategia para el olvido. Debe de haber pocos casos en la historia electoral en los que se pase en dos años de ganar el ejecutivo provincial con el 52% de los votos, a retirar candidatos porque en las PASO quedaron terceros con apenas el 18% de los sufragios, licuando el total de aquél capital electoral. Más allá de las razones conocidas que motivaron la mala elección en las primarias, la estrategia de favorecer al macrismo en la Provincia fracasó.

La idea de incorporar a Río Negro a la paleta amarilla era una aspiración posible sumando los votos de Cambiemos y Juntos en un escenario de polarización, pero el resultado no solo fortaleció el éxito del Frente para la Victoria, sino que complica claramente el escenario gubernativo provincial y ratifica la candidatura a la próxima gobernación de la familia Soria.

Las elecciones legislativas golpearon claramente las aspiraciones de viejos y nuevos partidos provinciales y de las fuerzas históricas en una época donde la antipolítica es un valor central para la nueva administración y ha calado en gran parte del país que lo sigue y apoya.

(*)Doctor en Historia, profesor de la Universidad Nacional del Comahue y de la Universidad Nacional de Río Negro.

Alarmas en el MPN

JSRN y una estrategia para el olvido. Hay poco en la historia electoral de que se pase en dos años de ganar con el 52% a quedar terceros con el 18% y retirarse.

Pesó más el futuro que el complejo presente

La ciudadanía votó en estas elecciones futuro, ya que el presente no es promisorio, aunque el gobierno nacional amenizó la situación preelectoral con una inundación de créditos hipotecarios y un millón y medio de créditos Argenta a sectores de bajos recursos, prolongando un recurso al crédito, que deja al país con la mayor deuda externa contraída de la que se tenga memoria. A esto debe sumarse la mediática lucha contra la corrupción y las mafias en la seguridad y la política, que se entroncan con el principal motor del voto en amplios sectores sociales: el antikirchnerismo, el voto contra la construcción oficial del pasado reciente. Ni siquiera la aberrante desaparición y muerte de Santiago Maldonado, en un operativo de represión de Gendarmería impactó en el comicio.

Iuorno: “Río Negro suele ir a contramano de lo nacional”

Por Leonardo Herreros

lherreros@rionegro.com.ar

El resultado de las elecciones legislativas agrega condimentos al “componente comarcal” que tiene la política rionegrina, en especial el liderazgo de Martín Soria y el destino del “voto pragmático” de los valletanos, asegura la doctora en Historia, docente e investigadora de la Universidad del Comahue, Graciela Iuorno.

P- ¿Cómo funcionó el esquema político comarcal en éstas elecciones rionegrinas? ¿Era esperable esta performance del FpV?

R- ¡Sí! Porque la decisión de JSRN, partido de gobierno que tiene en su conformación a muchos de quienes habían integrado la alianza que llevó a Carlos Soria y Alberto Weretilneck a ganar en 2011 liberó después de las Paso a los votantes peronistas, que fueron a la primera fuerza política de ese acuerdo, porque es obvio que no iban votar a Cambiemos. Esta situación política pone nuevamente al “hegemón político”, Roca, como escenario local donde puede construirse la alternativa para las provinciales del 2019. La estrategia está con quién se establece la fórmula y, en este caso un dirigente de Bariloche tendría que ser el partenaire para captar los votos de la comarca andina. En muchas oportunidades las gestiones ‘exitosas’ municipales catapultaron a candidatos a la gobernación. Hoy se le debe agregar lo que representa en el ‘imaginario social’ provincial el apellido Soria y de ‘lo que hubiera sido’ de la provincia bajo su conducción. Las dos gestiones en Roca, la permanente visibilización pública con críticas al gobierno provincial colocan a Martín Soria como candidato firme, dado que no emerge, hasta hoy, una competencia clara en ninguna otra localidad valletana ni en otras áreas comarcales. Fue más una construcción de liderazgos personales que acción política partidaria. Si leemos los resultados por localidad, el crecimiento de las Paso a las generales es significativo para Cambiemos, teniendo en cuenta la resistencia social a la instalación de una central nuclear en la provincia, particularmente en la comarca atlántica. Pero en todas las localidades gana el FpV, esto nos lleva a pensar que el voto peronista regresó a su cauce ideológico-partidario.

P- En una provincia de tradición radical ¿Adónde fue ese voto?

R- Está repartido en Cambiemos y en el ARI y de quienes en una ‘cultura política conservadora/pragmática’ y votaron al radicalismo hasta 2007 pero luego mudaron hacia un líder capaz de gestionar la cosa pública, sin importar si era peronista o de otra fuerza . Esta cultura política del ‘pragmatismo valletano’ pone en tensión que haya una ‘tradición radical’ genuina en Río Negro. Esta posición ubicó y ubica a la provincia en el escenario nacional a ‘contramano’ de las mayorías en el mapa político del país. Fue radical durante el menemismo’, provincialista durante el ‘cristinismo’ y ahora peronista en la etapa de construcción hegemónica del macrismo. El radicalismo tuvo una importante estructura partidaria que al dejar el gobierno no puedo sostener y los votos se fueron dispersando hacia otras fuerzas. Lo que queda de esa estructura puede acompañar el crecimiento de Cambiemos en la capital provincial, en Cipolletti y en Bariloche. Hoy pondría en duda la idea de una ‘larga tradición radical’ en Río Negro: la existencia de gobiernos radicales durante 28 años seguidos no siempre fue el resultado de una tradición partidaria en la provincia, sino más bien producto de prácticas políticas, de liderazgos personales y de las luchas internas del peronismo, entre otros factores .

P- ¿Qué proyecciones se pueden hacer de los resultados?

R- El triunfo del FpV tuvo foco en el liderazgo familiar, que es novedoso en el sistema político provincial y en el peronismo local, que probablemente vaya unido en las próximas elecciones generales, debido a los propios intereses personales podrían complementarse entre la gobernación y el Congreso. No obstante, uno puede pensar que el gobierno nacional va a buscar ampliar en estos dos años de gestión su base en la provincia. Para ello, seguro destinará fondos en obras públicas para atender a las demandas ciudadanas en Bariloche y en Cipolletti. La historia es dinámica y cambiante . Dos años atrás se pensaba que era posible la construcción de una fuerza política provincial, pero el proyecto se fue diluyendo.

“Fue radical en el menemismo, provincialista en el ‘cristinismo’ y ahora peronista en la construcción hegemónica macrista”

Graciela Iuorno, doctora en Historia, docente e investigadora en la UNC.

Tanto el FpV rionegrino como Cambiemos (en este caso en Río Negro y Neuquén) sumaron diputados y se posicionaron hacia el 2019.

Los que apostaron a la polarización

Las fuerzas provinciales

El clima político nacional perjudicó a JSRN en Río Negro y al MPN en Neuquén, que fracasaron en “provincializar” el comicio.

Datos

80.732
votos sumó apenas el partido que gobierna Neuquén, debido a disensos, malas estrategias y la polarización nacional.
JSRN y una estrategia para el olvido. Hay poco en la historia electoral de que se pase en dos años de ganar con el 52% a quedar terceros con el 18% y retirarse.
“Fue radical en el menemismo, provincialista en el ‘cristinismo’ y ahora peronista en la construcción hegemónica macrista”

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