El último símbolo 'albinegro'

Es líder por naturaleza. El «Ruso» Henry Homann fue el primero en tirarse a la pileta, mientras el resto de los deportistas todavía estaba terminando de conocerse. Fue el último en terminar de comer el asado. «No es que coma mucho, sino que lo hago despacio», advierte, mientras pesca una última costilla al pasar.

Con sus 35 años a cuestas y una vida entera dedicada al fútbol, el capitán del Cipolletti que llegó a la final del Argentino «A», disfruta al máximo cada uno de los momentos que le entrega el fútbol porque sabe que son los últimos.

Y enseguida bromea. «El 'Mingo' (Perilli) debe querer que yo siga jugando tres o cuatro años más para que no le saque el puesto de técnico». Es que hace muy poco se recibió de DT y ya todos especulan con verlo sentado en el banco d suplentes en no mucho tiempo más.

El 2003 para Homann fue más que aceptable. Jugó casi todos los partidos del campeonato (sólo se perdió la final con Rácing de Córdoba por acumulación de amarillas) en un buen nivel y todavía le queda cuerda.

«Nos quedó el sabor amargo de perder la final, pero llegamos a esa instancia cuando nadie daba nada por nosotros. Me dolió mucho haber perdido porque hubiese cambiado cualquier cosa por salir campeón con Cipolletti», confiesa.

Si fuera por él «jugaría toda la vida» porque todavía no se ve afuera de un entrenamiento. Pero por otro lado ya tiene casi decidido que el próximo torneo será el último de su carrera deportiva.

«Fisicamente estoy perfecto. De los últimos cuatro torneos apenas me perdí uno o dos partidos por las tarjetas amarillas. Así que me iré contento», dice. Mientras, el hincha todavía se ilusiona con verlo en la 'Visera' con la cinta de capitán apretando su brazo.