Elogio al acantilado

Un nuevo libro de la serie "Las mesetas". La obra une saberes e historias sobre la costa.

Es una visión que tantas veces hemos disfrutado: su perfil recortado, y sus talones lamidos por las olas.

El acantilado de areniscas compactadas es la cara visible de la Patagonia para navegantes y turistas playeros. El viento lo azota, el mar lo desguaza. Y ahora un libro lo recorre, lo desmenuza en su gente, en su geografía, en su arte y paleontología, en su historia, sus mitos y sus leyendas.

«Las mesetas patagónicas que caen al mar» es el quinto trabajo de la serie de «Las mesetas patagónicas», coordinado por Ricardo «Fredy» Masera y realizado por un grupo de científicos, profesionales y artistas de Río Negro o vinculados a la región. Un trabajo interesantísimo, de nivel científico pero, sin embargo, útil para gran cantidad de disciplinas y actividades: la ecología, la agricultura, el turismo, pueden servirse de él, y el lector interesado devorárselo como si descubriera un territorio ignorado al conocer más sobre la tierra que tiene bajo sus pies.

La serie entera de «Las Mesetas…» es una producción del Estado rionegrino, a cargo -vaya paradoja- de «un área del Estado no apta para estos menesteres», como escribe el propio Masera al anhelar la pronta organización de un sector de Ciencia y Tecnología Aplicada en el organigrama de la administración pública.

Afortunado el título, imaginativo. Cargado de metáfora, aunque los autores reivindiquen en el concepto la literalidad que le aportan los relatos de los lugareños. Porque nada más estático que una meseta, y sin embargo se les adjudica en el nombre de la obra un verbo-acción: «caen al mar». Como si la inmensa mole que identifica a la Patagonia en el mundo entero caminara como animal cansado para rendirse al agua salada.

El libro analiza la sub-región comprendida entre el Camino de la Costa -ruta provincial 1- que une el balneario El Cóndor con San Antonio Este, de allí sigue las rutas 3 y la 251 para prolongarse hacia el sur hasta una línea imaginaria entre la ruta 3 y la costa.

Toma no sólo las formaciones geológicas costeras sino también las concentraciones poblacionales, sus producciones y efectos, como balneario El Cóndor, Puerto San Antonio Este, San Antonio Oeste, balneario Las Grutas, balneario Playas Doradas, el Puerto Mineralero -y también pesquero- de la ex-Hipasam, Sierra Grande y el paraje Puerto Lobos, en el límite con la provincia de Chubut.

Es tal vez uno de los más completos de la serie, en gran medida por la mayor complejidad de la región elegida, su mayor interacción con lo cultural y lo urbano, su historia registrada, pero también por lo ambicioso del enfoque multidisciplinario elegido por el grupo, que incluye hasta medidas para la preservación de los acantilados de la erosión.


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