Elsa Cacchione, tango con refinamiento
Una cantante que llega desde la lírica con estilo propio
Elsa Aída Cacchione para el tango es simplemente Cheche. Está casada con un empresario y tiene una base en la lírica y otra en el musical americano, dos géneros que hacen una escuela de rigor. La misma escuela con la que enfoca su gran pasión, el tango, desde el escenario del Tortoni, el mítico café porteño, y otros escenarios. La fórmula es ceñirse a la partitura y agregar esa mezcla de distinción e intención para cada tema. Así lo explica esta cantante, que no intenta parecerse a nadie.
-¿Cómo empezó esta pasión con el tango?
– Empezó un poco por casualidad, soy cantante desde hace muchos años, pero no a nivel profesional. Incursioné en el tango desde hace alrededor de cinco años y todo vino de mi profesora de canto Alexia de Prat Gay, con la que sigo tomando clases. En una de sus habituales clases abiertas donde los alumnos muestran lo que aprendieron yo había preparado otro repertorio sobre la base de mi aprendizaje de canto lírico y comedias musicales, pero varios compañeros cantaban tango y se había contratado como bandoneonista a Walter Ríos, un verdadero genio con el que luego trabajé varios años. Lo cierto es que me subyugó el bandoneón, me dije: qué maravilla yo no me puedo perder esto. Entonces saqué de la galera un tema, el único que cantaba de ese género que era «Balada para un loco», que lo conocía desde que Amelita Baltar lo interpretó. A partir de allí sentí que el tango formaba parte de mi.
-¿Decidiste probar con el universo del tango?
– Así es, me sentí muy cómoda. Justo en ese momento estaba en un proyecto de grabar mi primer disco y se estaban barajando boleros, tangos, canciones. Decidí inclinarme por el tango y empecé a estudiar su estilo, algo que no había hecho. Me pasé todo un año estudiándolo.
-¿Cuál fue el enfoque, porque en primera instancia parecés una «paqueta» que hace tango?
– Puede ser que no estés equivocado. Yo para salir de la lírica y llegar al tango no tuve demasiado problema, un cantante con esa base puede hacerlo, pero un cantante que nació con el tango no puede cantar lírico. En todo caso, lo más importante es aprender el estilo. Mi enfoque del tango es el mismo que hago para cualquier partitura, lo canto todo el tiempo. Te diría que mi tango es gardeliano, porque Gardel cantaba, era canto neto, no verseaba, no hablaba y era respetuoso de las melodías, no las modificaba. Ese es mi modo de encarar el tango, respetuoso, zafado cuando debe serlo, porque incluso canto tangos arrabaleros es muy delicado y sofisticado en otros temas, porque también me gusta hacerlos de una manera más refinada. Esto tal vez tenga que ver con lo de persona un poco distinguida o paqueta haciendo tango, en ese sentido creo que rompo con el estereotipo de la tanguera arrabalera de «rioba».
-¿Todo eso implica la intención y el sentimiento?
– Al tango hay que sentirlo, en realidad básicamente siento que ya sea tango, canción, bolero lo que hago en el escenario tiene mucha polenta, dejo el alma y el público lo capta, entonces se establece un diálogo muy interesante. Este es un poco el objetivo de los artistas, queremos llegar en profundidad a la gente, pienso que eso es entregarse. Hay personas que enfocan el tango «al modo de» y eso les quita un poco de personalidad, yo creo que mi tango no se parece al de nadie.
Julio Pagani
Mujer inquieta
De soltera Elsa Aída Cacchione, casada con un empresario, «del que habitualmente no doy el nombre, porque mantengo perfil bajo», esta Cheche que mantuvo el mote que le puso su abuelo para seguir su ruta tanguera, parece haber cumplido sus deberes en una familia de posición con la misma dedicación con que ahora asume su rol artístico de presencia enfundada en elegantes vestidos y una voz bien timbrada que resuelve (como la lírica o los musicales) los misterios del tango desde el escenario del Tortoni. En ese sentido el apoyo de su marido ha sido incondicional incluso como sponsor, y no es para menos porque criar trillizos más otro hijo, tener un perro y 25 años de casados parece un rotundo ejemplo de estrategia familiar para «bancar una mujer que trabaja de noche, algo nada fácil».
Pero amante de nuevos desafíos se tomó la licencia de tanto trabajo y se dedicó a vivir para sus propias pasiones, satisfecha con el otro deber cumplido y dueña de un sobrenombre muy dos por cuatro, si hasta un tango se llama «Che Tango Che» algo que en su página será Che Che Tango.
Es la mujer que sueña con cantar en Río Negro simbolizando un tema preferido como «Vuelvo al Sur». Es la misma que considera a los públicos del interior como maravillosos y «ávidos de ver espectáculos de Buenos Aires». Esos públicos de interior que reconoce en sus presentaciones en el Tortoni junto a tantos turistas del mundo. Es la cantante que grabó en l999 la «Cantata al General San Martín» con Música de Luis María Serra junto a prestigiosos coros y la narración de Víctor Laplace y admira a Barbara Streissand, Celine Dion y el fraseo de Sinatra. La misma que canta en inglés como desgrana seducción en cada tango con un estilo que aprendió admirando a Gardel. (J.P.).
Elsa Aída Cacchione para el tango es simplemente Cheche. Está casada con un empresario y tiene una base en la lírica y otra en el musical americano, dos géneros que hacen una escuela de rigor. La misma escuela con la que enfoca su gran pasión, el tango, desde el escenario del Tortoni, el mítico café porteño, y otros escenarios. La fórmula es ceñirse a la partitura y agregar esa mezcla de distinción e intención para cada tema. Así lo explica esta cantante, que no intenta parecerse a nadie.
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