Emoción, alegría y recuerdos cerraron festejos en la Escuela 32

Docentes, estudiantes, directivos y funcionarios culminaron los actos

Hebe Rajneri

Entre los oradores estuvo el intendente Martín Soria, egresado de la escuela.

ROCA (AR).- Los festejos por el centenario de la Escuela N° 32, de esta ciudad, finalizaron ayer con un acto cargado de emoción, alegría y recuerdos. El establecimiento abrió sus puertas y estudiantes, docentes, padres y también muchos exalumnos y exmaestros, llenaron las instalaciones. Junto a los directivos y exestudiantes, acompañó el festejo central por el cumple de los 100 años de la institución, el intendente Martín Soria, egresado de la escuela. Fueron los oradores centrales del evento que cerró el merecido homenaje. Todas las intervenciones que se hicieron desde el escenario coincidieron en rescatar y destacar la escuela como un “hogar” en el que además de las enseñanza curricular, se brindó “mucho afecto”. Es por ello que se puso énfasis en resaltar el rol de porteros, maestras, alumnos, tanto los actuales como los que transitaron a lo largo de la historia del colegio que contribuyeron a dar esa cariñosa imagen del colegio. El trabajo constante de la comunidad La directora, María Elena Salaberry, volvió a destacar su alegría por estos cien años y por el trabajo constante de toda la comunidad educativa de la escuela. Por su parte, el intendente, recordó sus años pasados en el colegio: “Parece que fue ayer cuando me soltaron la mano” para venir a esta escuela. Soria agregó que este aniversario lo “llena de orgullo” y es por eso que “no me puedo olvidar de mi primera maestra, Marisa, de cada uno de los docentes, exdirectoras y porteros”. Como muestra de retribución por tanto aporte y colaboración con la comunidad roquense, el intendente entregó un subsidio de $15.000 para la institución. Este colegio fue el continuador de la primera escuela pública de la región -creada en 1884 a partir de la Ley Sarmiento- en el pueblo fundado por Lorenzo Vintter, y cuyo director y maestro fue Francisco Rival quien contaba con la colaboración de su hija Berta. Durante muchos años la escuelita funcionó en la casa que donó el general Conrado Villegas tras emigrar a Francia. La gran inundación de julio de 1899 arrasó con todo. Vino el traslado y la rápida reconstrucción de lo que se llamó el “pueblo nuevo”, incluida la escuelita. Desde 1900 comenzó a funcionar en diversos establecimientos. Recién en abril de 1919 se le asigna el Nº 32 y en 1921 se le da el nombre de “Julio Argentino Roca”.


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