Emotiva inauguración del santuario de Ceferino

Hubo una multitud en San Ignacio. Sapag encabezó el ingreso de los fieles a caballo.

SAN IGNACIO (ASM).- Unas 6.000 personas y un colorido desfile de montados encabezados por el gobernador Jorge Sapag, rindieron ayer su homenaje al beato Ceferino Namuncurá, en la ceremonia de inauguración formal de su santuario emplazado en el paraje San Ignacio, donde sus restos descansan ya junto con sus familiares, integrantes de la comunidad Namuncurá.

El lonco Celestino, Juan Namuncurá, el gobernador Jorge Sapag, el intendente de Junín de los Andes, Rubén Campos, otros funcionarios y ex funcionarios provinciales, se mezclaron a un tiempo con la multitud, para seguir con respeto y recogimiento la misa del padre Mateos y la comunión que recibieron unos 15 niños y jóvenes de parajes rurales.

La multitud se reunió en este paraje ubicado a 60 kilómetros al norte de Junín de los Andes. Fieles y devotos del beato arribados desde distintos puntos de las provincias de Neuquén y Río Negro; caravana de montados (algunos de los cuales venían cabalgando desde hace varios días, como la delegación proveniente de Chos Malal); vecinos de comunidades nativas, autoridades políticas y espirituales; todos acogieron con entusiasmo el mensaje ceferiniano.

El gobernador Sapag fue uno de los oradores. Instó, precisamente, a hacer carne propia aquella frase identificada con Ceferino: «Quiero ser útil a mi pueblo».

El mandatario, quien se confesó devoto de Namuncurá desde sus jóvenes años de estudiante, interpretó que «también nosotros, cada uno de nosotros en el lugar que le toque, debemos intentar ser útiles a nuestro pueblo», para construir una sociedad «sin fragmentaciones, unida por los valores universales de la paz, la responsabilidad, la tolerancia, la entereza frente a la adversidad, que tan bien encarnó Ceferino».

La Comisión Ceferiniana de la Comunidad Mapuche Namuncurá abrió el santuario a la visita de fieles, devotos del beato y la comunidad en general, para participar del evento con la misa e inauguración de «cultrún» gigante.

Como se recordará, la entronización del «lirio de la Patagonia» se realizó en agosto pasado en el monumento ubicado a dos kilómetros de la escuela y centro comunitario de San Ignacio, luego del traslado de los restos proveniente desde Fortín Mercedes.

El edificio tiene ocho metros de diámetro en la base y doce en la parte superior, con forma circular, que permite a los fieles y visitantes el desplazamiento en su interior alrededor de los restos del beato.

Las obras se realizaron con aportes del gobierno provincial, congregación salesiana y particulares.

San Ignacio se encuentra a 60 kilómetros de Junín de los Andes, conformado por una villa de casas dispersas. Allí se construyó el santuario a campo abierto, con la forma del tambor típico de la cultura mapuche, al pie de un cerro que, precisamente, se llama «Ceferino». El diseño pertenece al arquitecto y artista sacro Alejandro Santana, quien mantiene estrecha relación con los Namuncurá. La urna fue colocada sobre una simbólica piedra de un metro cúbico.

Ceferino nació en Chimpay, el 26 de agosto de 1886. Tras rendirse al avance militar, Manuel Namuncurá tuvo que dejar las tierras prometidas en aquella zona de la actual provincia de Río Negro, pues nunca le dieron los títulos. Los Namuncurá se instalaron entonces en estas tierras cordilleranas.

Ceferino falleció el 11 de noviembre 1905 en Italia. En 2007 fue beatificado en Chimpay, por disposición del papa Benedicto XVI. Los restos fueron repatriados en 1924 y depositados en el santuario de Fortín Mercedes, a orillas del Colorado. En agosto último, 85 años después, sus restos fueron trasladados a San Ignacio, donde viven sus familiares.


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