El trabajo perfecto debería hacernos felices siempre

Después del colegio, al finalizar la universidad y a veces también cuando ya se está trabajando surge la pregunta: “¿cuál sería el mejor trabajo para mí?”. Sin embargo, la pregunta está mal desde el vamos: no existe un trabajo que lo haga feliz a uno siempre. Es decir que ningún trabajo puede cumplir con estas expectativas.

Por eso, para evitar frustraciones, lo mejor es ser realista y sopesar bien cuál es el trabajo que más le gusta a uno. A fin de cuentas, tampoco ninguna pareja lo hace feliz a uno todo el tiempo.

A la hora de buscar trabajo, es importante meditar acerca de qué va con uno. Para ello se puede ir despejando en base a criterios que a uno le molestan.

Para esto es muy útil pensar en un contramodelo. Es decir: si odia estar encerrado en una oficina, lo mejor es que busque un trabajo que lo obligue a andar por la calle o estar al aire libre.

Muchas veces, los especialistas se encuentran con personas que no están contentas con su trabajo y quieren cambiar de profesión. Sin embargo, al indagar un poco, se establece que lo que molesta son más bien las estructuras, el equipo y las condiciones marco. Es decir, si odia levantarse temprano, probablemente atienda de mal modo el teléfono a las siete de la mañana. Quizá cambiando el horario, en cambio, note alguna mejora.

Cuando no funciona la química con los colegas o el jefe, otra opción es cambiar de equipo.

Por eso, antes de cambiar de empleo, lo mejor es analizar cuáles son los factores que molestan. Si logra despejarlos, probablemente vaya con más ganas al trabajo. Lo que está claro es que no deberían nunca hacerse contorsiones para adaptarse.

Antes de cambiar de empleo, lo mejor es analizar cuáles son los factores que molestan. Si logra despejarlos, probablemente vaya con más ganas al trabajo.