La creatividad, una clave laboral

La automatización de distintas áreas laborales no afectará a aquellos puestos que estén relacionados con habilidades digitales pero, además, se dará una revalorización de ciertas capacidades blandas como la comunicación y la creatividad de los trabajadores, reveló una encuesta realizada a más de 19 mil empresarios.

El estudio, que recolectó la opinión de empleadores de seis sectores industriales en 42 países, entre ellos Argentina, mostró también que el 86% piensa que como resultado de la automatización “su plantilla seguirá siendo la misma o que aumentará en los próximos dos o tres años”. Los entrevistados en Argentina se ubicaron junto a los de una veintena de países que creen que el impacto de la tecnología significará un aumento de hasta el 10% de su plantilla de trabajadores.

Si bien la automatización ya es “una buena noticia para quienes buscan empleo y tienen habilidades en la materia”, también se revalorizarán las capacidades “blandas tradicionales, tal como la comunicación, la colaboración y la creatividad, así como la empatía, la construcción de relaciones, la capacidad cognitiva, la curiosidad y el deseo de aprender”.

“Los roles que son de rutina o añaden un menor valor a los clientes son los que están más amenazados por la automatización”, describió el documento elaborado por la empresa ManPower, especializada en recursos humanos.

Respecto del rol de los robots en las empresas, el estudio fue taxativo a la hora de aclarar que esos dispositivos “ejecutan tareas, no trabajos” y es por ello que las funciones administrativas y de oficina esperan “una mayor disminución” en la plantilla como resultado de la automatización.

Asimismo el estudio señaló que “tanto para las organizaciones como para los individuos, la mejor mezcla entre tecnología de punta y alto contacto será la combinación de fortalezas humanas con conocimientos técnicos y digitales”.

“Más de la mitad de las compañías dice que las habilidades de comunicación, escritas y verbales, son las habilidades más valiosas, seguidas por la colaboración y la resolución de problemas. Encontrar talento con la combinación correcta de habilidades es el desafío”, fue una de las conclusiones de la encuesta.

“El 80% de las capacidades de liderazgo siguen siendo las mismas: adaptabilidad, impulso, resistencia e inteligencia; en la era digital se requiere un nuevo estilo de liderazgo. Deben atreverse a liderar y estar preparados para fallar rápidamente. Necesitan nutrir su capacidad de aprendizaje, acelerar su rendimiento y fomentar su espíritu emprendedor”, añadió.

Por otra parte, se destacó que se necesitan personas con capacidad de aprendizaje: “Hoy en día, la empleabilidad no se trata de lo que alguien ya sabe sino de su capacidad para aprender” y se invitó a identificar las necesidades de habilidades para “desarrollar los talentos” de los trabajadores. Como ejemplo se citó el caso de los fabricantes de autos de competencia más avanzados del mundo que “estaban luchando por encontrar los suficientes trabajadores calificados para fabricar los componentes más potentes y livianos utilizados en sus autos de alto rendimiento”.

Por ello se “ha capacitado a cientos de trabajadores y enseñado nuevas habilidades a los trabajadores textiles menos empleados de Italia para que trabajen con materiales de alta tecnología como fibra de carbono, y así formen parte de la prestigiosa industria automotriz de alto rendimiento”. En este contexto, el de la cuarta revolución industrial, como la llaman algunos, los expertos coinciden en señalar al menos un par de aprendizajes imprescindibles: potenciar las habilidades que las máquinas no saben replicar y la capacidad para adaptarse a los cambios.

Silvia Leal, experta en innoliderazgo y transformación digital, abunda en la idea de que las máquinas no pueden asumir ciertas tareas que requieran humanidad, por ejemplo para entender el humor y la ironía, empatizar… Pero también advierte de que no todo empleo creativo está a salvo. Pone ejemplos de cómo las máquinas ya están componiendo música. “Hay que formarse para aprender rápido, entender al que tienes delante y al robot y ser capaz de amoldarte a un mercado laboral cambiante”.

“Habrá demanda de una mano de obra que supla a los robots con emociones: puede que la educación o la salud se controlen con un aparato, pero seguirá haciendo falta la persona que dé cariño, empatía, lo que no tiene una máquina. En el otro extremo se situarán los que aprovechen algo muy cualificado y específico. Los de la franja central son los que más van a sufrir”, acota.

Para conseguirlo, Gustavo Beliz, del BID, augura que las habilidades del futuro no siempre tienen que estar asociadas a perfiles muy tecnológicos; hay otras, denominadas blandas, que pueden ser fundamentales: “La industria de maestros de robots ocupa hoy a un millón de personas en el mundo. Las sociedades no van a ser dicotomías de trabajadores de cuello blanco (empleados con cierta formación) o azul (que hacen labores manuales), sino de cuello gris. Se dará el fenómeno de robotización, la convivencia entre trabajadores y robots que requieren otro tipo de habilidades y formación en el sistema educativo”.

“Las habilidades de comunicación, escritas y verbales, son las más valiosas y de las que más carecen los profesionales, hoy”.

Del documento de ManPower, especializada en recursos humanos.

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