Nuevo jefe, cómo llevarse bien con él

Puede ser que este tipo de situaciones traigan algo de inseguridad en lugar de alegría. Lo cierto es que para muchos puede ser una oportunidad y el momento perfecto para generar una muy buena impresión al recién llegado.

Cuando cambian los jefes, no es fácil ni para los equipos ni para el coordinador nuevo. Muchos lo miran de reojo, con poca confianza en su capacidad, y a su vez se preocupan por los cambios que pueda llegar a haber.

Suele suceder que este tipo de giros desaten bastante inseguridad en lugar de alegría. Lo cierto es que, como todo cambio, para muchos puede ser una oportunidad, porque los cambios estructurales permiten mezclar nuevamente las cartas y barajar de nuevo. Si uno no tenía muy buenas cartas con el jefe anterior, puede ser un momento perfecto para generar otra impresión.

Los jefes nuevos suelen traer puntos de vista distintos, innovadores y otros modos de trabajo, sobre todo si vienen de otra compañía. Es un buen momento para comenzar una nueva etapa.

Muchos empleados hoy en día no están descontentos con su trabajo, sino con el equipo o el contexto humano. Que haya un cambio así puede ser algo muy positivo.

El jefe nuevo debe buscar la forma de que el equipo lo siga rápidamente, sin perder demasiado tiempo, mientras que el equipo debe poder comunicarse abiertamente con el superior, que al fin de cuentas no es más que una persona como cualquier otra y también sufre enormes presiones al llegar a una nueva posición sin que lo conozca nadie. La recomendación es ayudarlo en sus primeros pasos.

Además, es bueno mostrarse de inmediato como alguien experto en su área de trabajo sin ponerse en un lugar demasiado preponderante. No está mal decir, por ejemplo, cuáles son las tareas que a uno le gusta más hacer y en las que se siente más efectivo, de modo de que aumente precisamente ese tipo de caudal sobre el escritorio.

También se recomienda buscar un momento de tranquilidad para conversar con el jefe sobre las expectativas, los objetivos personales, las ideas que apunten a mejorar algo, etc. Siempre es bueno comenzar la conversación con temas operativos y luego hablar del trabajo cotidiano. Y hay algo prohibido: hablar mal del antecesor. Eso no genera una buena impresión.

Los jefes nuevos siempre están buscando además nuevos impulsos que los diferencien de sus antecesores, con lo cual puede ser un muy buen momento de aportar ideas que hasta ese momento habían sido descartadas.

Los expertos consultados coinciden en que lo más importante es tener una comunicación abierta, un canal que fluya entre el equipo y su líder, para que no falte claridad ni surjan malentendidos.

Por más compleja que pueda parecer la constelación en un primer momento, por ejemplo, porque entra un jefe muy joven a dirigir un equipo de personas que ya lleva décadas en el oficio o porque alguno de los empleados también se había presentado al cargo, es importante que todos vayan para el mismo lado.

Incluso si algún empleado tenía un vínculo más fuerte con el jefe anterior, es primordial mostrarle al nuevo líder que uno podrá respaldarlo con la misma convicción y que será leal.

Si uno está todo el tiempo echando de menos al jefe anterior y se lo pone permanentemente de ejemplo al nuevo, puede acabar muy pronto en la lista negra.

Lo importante es tener comunicación abierta, un canal que fluya entre el equipo y su líder, para que no surjan malentendidos.

El jefe nuevo debe buscar la forma de que el equipo de trabajo lo siga rápidamente, sin perder demasiado tiempo.

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Lo importante es tener comunicación abierta, un canal que fluya entre el equipo y su líder, para que no surjan malentendidos.
El jefe nuevo debe buscar la forma de que el equipo de trabajo lo siga rápidamente, sin perder demasiado tiempo.

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