Un poco de presión no viene mal

Diversos estudios indican que, en dosis moderadas, el estrés puede mejorar el rendimiento de los trabajadores si son capaces de aislarse y enfocarse en realizar bien su tarea en tiempo y forma; aunque en algunos casos es necesaria una pausa.

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Trabajar bajo presión no es muy aconsejable, pero hacerlo moderadamente sirve para prestar mayor atención a la tarea solicitada.

El británico Henry Marsh es uno de los neurocirujanos más prestigiosos del mundo. Pero, a pesar de llevar más de 15.000 operaciones al hombro, como relata en sus aclamadas memorias “Ante todo, no hagas daño” (Salamandra, 2016), sigue poniéndose nervioso cada vez que entra en un quirófano.

No es para menos, en su especialidad un pequeño error puede tener consecuencias catastróficas para el paciente.

Tres de ellos, cuenta en el libro, jamás despertaron de la anestesia. Pero seguramente también esa pequeña dosis de presión con la que afronta cada intervención le ha ayudado a salvar a otros muchos.

Una investigación realizada por las profesoras de la Universidad de Berkeley Daniela Kaufer y Elizabeth Kirby concluyó que el llamado “eustrés” –un tipo de estrés positivo de intensidad moderada que se manifiesta en períodos cortos de tiempo– no sólo no es perjudicial para el rendimiento de los trabajadores, sino que puede aportar el plus de motivación que necesitan para enfrentarse a determinados retos.

“Existe una presión buena que te permite alcanzar el nivel de activación adecuado para un rendimiento óptimo”, confirma el psicólogo y entrenador deportivo Juan Carlos Álvarez Campillo.

“Poca presión equivale a relajación, y así no se dan las condiciones idóneas para que alguien dé lo mejor de sí mismo. Si, en cambio, la presión es muy alta, se produce el mismo efecto pero por exceso: hay una sobreactivación que genera bloqueo, y el rendimiento se resiente”, agrega.

Periodistas en la mira

La presión es consustancial a la profesión periodística. Cierres, directos, noticias de última momento o una primicia…

A los profesionales se les exige que elaboren sus informaciones con calidad y rigor, pero también deprisa.

“La adrenalina forma parte de la profesión. Trabajamos en tiempo real, siempre soportando esperas y, después, escribiendo a contrarreloj. Y es verdad que, en ocasiones, esa aceleración, casi irracional, ayuda a mejorar el rendimiento”, comentó Elsa González, periodista.

Aunque otras veces, admite, un poco de pausa ayudaría a mejorar el resultado final.

“Vivimos tiempos en los que el destinatario de la información exige también velocidad en la transmisión de la noticia. Y a veces resulta complicado contrastar, contextualizar y valorar adecuadamente. ¡Pero en eso consiste el periodismo!”.

Eso sí, puntualiza González, no son los tiempos de entregar un artículo o comentario en tiempo y forma lo que más le complica la existencia al profesional de la información.

“Las verdaderas presiones son las que vienen de fuera, las políticas o económicas o la que produce, en muchos casos, tener que hacer tu trabajo a cambio de un salario poco digno”, agregó.

*Agencias

Las principales metas que se deben asumir

“Hay una presión que te permite alcanzar el nivel de activación adecuado para un buen rendimiento. Poca presión es igual a relajamiento”,

opinó el DT deportivo Juan Carlos Álvarez Campillo.

Un rasgo distintivo es tener “la capacidad de gestionar el estrés y sus otras emociones de tal manera que no se conviertan en un factor desestabilizador en sus funciones laborales”.

Datos

Para Fernando Guijarro, director general de Gestión del Talento de Hudson, la clave está en saber gestionar los compromisos que adquieren los colaboradores. “Marcar al equipo unos plazos o niveles de calidad exigentes pero conseguibles es normal. Lo que no se puede hacer es trasladarle la presión sin más”.
Así, el clásico jefe que suelta: “Quiero esto para mañana” y se da media vuelta y se retira no estará haciendo bien su trabajo. Porque es posible que “para mañana” sea imposible, pero también que sea algo imposible de lograrlo porque no se tienen los datos precisos.
“Hay una presión que te permite alcanzar el nivel de activación adecuado para un buen rendimiento. Poca presión es igual a relajamiento”,
Un rasgo distintivo es tener “la capacidad de gestionar el estrés y sus otras emociones de tal manera que no se conviertan en un factor desestabilizador en sus funciones laborales”.

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