Empresarios denuncian constantes ataques contra ómnibus

El ómnibus de El Valle permanecía ayer en el desagüe al que cayó tras la agresión.

CIPOLLETTI (AC)- La empresa Vía Bariloche se quejó porque es habitual que arrojen piedras a los colectivos en las rutas de la región. El jueves por la noche, el chofer de un micro de la empresa El Valle, subsidiaria de Vía Bariloche, recibió una pedrada, perdió el control y terminó en un desagüe. El conductor fue sometido ayer a una cirugía y se recupera. El resto de los pasajeros terminaron con lesiones leves. Ayer el colectivo permanecía en el desagüe de ruta 22, a pocos kilómetros de Allen. Cuando este medio se contactó con la empresa, se estaban realizando las gestiones para sacar al micro del pozo y dejarlo en reparación. Se supo que el chofer debió ser intervenido quirúrgicamente por las heridas que presentaba en su rostro, principalmente en la boca. “Estamos prácticamente seguros de que la piedra fue arrojada intencionalmente”, opinaron desde la empresa. Los colectiveros pidieron que la policía tome intervención para prevenir este tipo de actos de vandalismo. “Es una constante, la semana pasada sucedió lo mismo; todas las empresas se quejan por la inseguridad que hay en las rutas”, indicaron. Los empresarios advirtieron que antes “la zona caliente de piedras” era la de Puente 83, en jurisdicción de Cipolletti, pero después se fue trasladando hacia el lado de la curva de Allen. Fuentes policiales informaron que los automovilistas también han denunciado este tipo de agresiones. En principio los efectivos pensaron que sólo se trataba de una travesura, pero con lo que sucedió el jueves por la noche la situación adquirió mayor gravedad. Las personas que iban en el micro de El Valle sufrieron golpes y heridas leves. Ayer, sólo uno de los pasajeros permanecía internado. Se informó que le habían realizado varios estudios, porque tenía una fisura en el pie y los médicos querían constatar si también existían lesiones en la columna. Ayer, en la zona donde se produjo el accidente, estaban marcadas las huellas que dejó el micro después de derrapar y recorres varios metros por la banquina. Finalmente terminó dentro del desagüe y recostado sobre a alameda de una chacra. La mayoría de los vidrios estaban rotos y el tren delantero destruido.

Agustín Martínez