En acción vs. inacción
El principal desafío para cualquier intendente rionegrino durante los últimos tiempos fue administrar con buen tino los pocos recursos que mensualmente ingresaron a su municipio.
Con la masa salarial ocupando la mayor parte del presupuesto, no fueron pocos los que debieron hacer malabares o directamente resignarse ante la diversidad de demandas hacia las administraciones comunales, que fueron aumentando en forma inversamente proporcional al alcance de los fondos frescos, por ser las comunas la primera caja de resonancia de todos los problemas que afectan a los vecinos.
Ahora bien, tener ideas y no tener plata para plasmarlas en proyectos concretos es admisible, pero tener dinero y carecer de ideas o capacidad de reacción para solucionar inconvenientes no está a la altura de quien se precie buen funcionario municipal.
Esa fue la sensación que invadió al intendente de Roca, Carlos Soria, durante los últimos días. Y a mediados de la semana pasada decidió darle un corte al dilema.
Las finanzas del municipio roquense no dejan de dar señales alentadoras desde principios de año. Con la recaudación propia camino a los valores tope registrados en el año 2000, el aumento de la coparticipación y el éxito del operativo para recuperar contribuyentes, las perspectivas abren camino al optimismo.
Sin embargo, la fotografía del presente de la ciudad muestra otra imagen. Ya no es la del batallón de recolectores de residuos y barrenderos que sorprendió a principios de año por la decidida acción en pos de la limpieza urbana.
Aparecieron los baches, barrios sin alumbrado público por varios días, más quejas al 0-800 por la deficiente prestación de los servicios públicos… todo lo contrario a un «municipio en acción».
Y Soria no soportó tener cada vez más objeciones cuando las arcas públicas muestran mayor dinero disponible. Sintió que se cumplía la advertencia de Maquiavelo, al decir que «la primera opinión que se tiene del juicio de un príncipe se funda en los hombres que lo rodean: si son capaces y fieles, podrá reputárselo por sabio, pues supo hallarlos capaces y mantenerlos fieles; pero cuando no lo son, no podrá considerarse prudente a un príncipe que el primer error que comete lo comete en esta elección».
Así las cosas, le pidió la renuncia a todos los directores que forman parte de la Secretaría de Obras Públicas y desde hoy comenzará a delinear una nueva estructura, en la que algunos mantendrán su puesto pero varios deberán decir adiós, como los ya anunciados titulares de Infraestructura y Arquitectura.
De esta manera dará dos pasos en uno: reemplazará a aquellos funcionarios en los que advierte un ritmo de trabajo inferior al que pretende para su gestión y enviará un mensaje a los que se quedan en las segundas líneas, incluyendo los que se desempeñan fuera de Obras Públicas, anticipando que no tolerará estancamientos en la labor cotidiana.
En tanto, hoy también cambiará de manos el timón de la Secretaría de Hacienda. Sin embargo, hay que destacar que el alejamiento de Marcelo Pirri no responde al mismo patrón que rigió al pedido de renuncias en Obras Públicas, sino a un acuerdo previo de transición prolongada con Soria, manteniéndose a pesar del fin del mandato de Ricardo Sarandría. Es por ello que el funcionario retornará a la exclusividad del negocio de los combustibles dejando una buena imagen en la comuna.
La que no goza de buenas referencias es la titular de Gobierno, Anahí Tappatá, cuando se consulta a los dirigentes gremiales del municipio por los avances en la relación Ejecutivo – planta de personal.
Ocurre que la misma tónica aplicada al gabinete para que aumente su productividad es pretendida para los empleados de la comuna, pero Soria y Tappatá –encargada de las negociaciones con los sindicatos- chocan contra una dura muralla cada vez que pretenden corregir una actitud que no los satisface: el estatuto y dentro de él, el funcionamiento de la Junta de Disciplina.
No les faltan razones para creer que las normas vigentes son muy permisivas con los agentes. Por ejemplo, todavía no se pudo hacer efectiva la sanción impuesta hace dos meses al titular de SOYEM, Gerardo Collinao.
Sin embargo, la alternativa que propone Soria es opinable: tres faltas al régimen de obligaciones y despido directo. La información crispó los ánimos de los gremialistas, que impulsan desde mañana el estado de asamblea permanente.
Si el gobierno no sale airoso del debate sentirá que vuelve al punto de partida: de nada sirve aumentar la recaudación cuando los recursos humanos no responden a las expectativas.
Hugo Alonso
halonso@rionegro.com.ar
El principal desafío para cualquier intendente rionegrino durante los últimos tiempos fue administrar con buen tino los pocos recursos que mensualmente ingresaron a su municipio.
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