Buen vivir: ¿Cómo queremos envejecer?

Aunque cada vez se vive más años, la madurez está rodeada de estereotipos y prejuicios. Todos tenemos derecho a pasarla bien: estudiar, continuar trabajando, cuidar el cuerpo y llevar una vida sexual plena... La clave está en no “bajar la persiana” personal.

Redacción

Por Redacción

Con 80 años, cinco hijos y trece nietos, el enólogo sanjuanino Manuel Arturo Gutiérrez Gallo se recibió a principios de octubre de abogado, el sueño que lo acompañó toda la vida. Nancy Roqueta, de 71, en la pandemia se volvió una rotunda estrella de TikTok -con más de 3 millones de seguidores-, se tiñe de colores el pelo, canta y baila hip hop. El porteño Alberto Naisberg, de 97 años, da charlas motivacionales y hace poco se asoció con diseñadores para lanzar un emprendimiento de pequeñas bibliotecas para tener a la mano los libros que más nos gustan.


¿Qué tienen en común estas personas, además de haber pasado la barrera de los 60 años?
Sin duda, una actitud positiva y curiosa ante la vida que involucra tanto el cuidado del cuerpo y el respeto por los propios deseos, como las ganas de seguir riendo, haciendo cosas, compartiendo con otros y aprendiendo algo todos los días.


Gracias a los avances que han logrado mantener a raya muchas enfermedades y también a hábitos de vida más saludables, hoy somos protagonistas de una primicia histórica: por primera vez, casi todos, todas, llegaremos a envejecer: la Organización Mundial de la Salud sostiene que en las últimas siete décadas la esperanza de vida mundial se incrementó 25 años: el 90% de la población del planeta vive en naciones donde esta supera los 65 años.
En la Argentina, en tanto, la esperanza de vida es de 78,81 años para mujeres y 72,08 para hombres, según el Censo Nacional 2010 (los de este año están procesándose).


“La medicina y las ciencias de la vida nos han dado dos décadas más de expectativa de vida, y está en nosotros llenarlas de calidad”, propone el periodista y economista Sebastián Campanario, quien desde hace años viene investigando temas de economía no tradicional, innovación y creatividad, así como aquellos hábitos que nos ayudan a vivir más y mejor.
“Tengo un amigo de casi cien años que siempre dice que la conquista de la libertad empieza a los 50, porque hasta entonces estamos atados a mandatos sociales y familiares, al trabajo, al cuidado de los hijos”, comenta este divulgador, también autor de Revolución Senior: el auge de la generación +45 y el reciente El futuro del bienestar, ambos libros editados por Sudamericana.

“La longevidad positiva tiene que ver con la convicción de que la segunda mitad de la vida puede ser mejor que la primera, y eso depende básicamente de encararla con sabiduría, curiosidad y humildad; de hacer un clic mental”.



Para Campanario, uno de los secretos es buscar aquello para lo que somos buenos en nuestro presente, tengamos 60, 75 o 100: “Seguramente será algo distinto que a nuestros 25. El concepto sería aprender a pasar de liana, encarar plenamente esa transición”.


La jubilación y después



Sin embargo, a la par de sus avances, las sociedades se han vuelto cada vez más críticas, promoviendo el “viejismo” o “edadismo”, un tipo de discriminación vinculada con la edad que está completamente naturalizada incluso por quienes la sufren.


Para quienes quieren seguir activos, cuestiones como sostener un empleo o conseguir uno nuevo, estudiar o acceder a un crédito para encarar un emprendimiento, por ahora sigue siendo todo un desafío a conquistar.


“Hay que cambiar la mirada en cuanto a la reinserción laboral. Si vemos las estadísticas mundiales, los emprendimientos a los que mejor les va tienen en sus equipos a gente de 50 en adelante. Pero sigue instalada la idea del emprendedor joven que gesta una idea en el garage”, observa la licenciada en Ciencias Políticas Inés Castro Almeyra, quien se dedica a investigar las problemáticas de las personas mayores y a influir en su bienestar e inclusión.


“Hay muchas personas que no quieren jubilarse, pero con gusto aceptarían trabajar de otra manera, con otras rutinas, y esto es algo que las empresas deben considerar. En la pandemia quedó en evidencia el gran aporte de la gente de mayor edad: al principio se las consideraba el grupo más vulnerable ante el Covid-19, pero en muchos casos hubo que acudir a ellas porque eran las que mejor sabían sobrellevar las crisis.”


A fines de 2019, Inés y su socia Marina della Paolera fundaron “NAU Experiencias”, una plataforma online que propone variedad de actividades interesantes para quienes transitan estas etapas de la vida, como talleres de literatura, paseos, encuentros para practicar idiomas, clases de baile, origami y papercut, entre muchas más.


“La sociedad está llena de prejuicios y estereotipos en torno a la vejez. Cuando creamos NAU Experiencias, habíamos empezado a trabajar en otro proyecto orientado a la prevención: adaptar los hogares a las nuevas necesidades de las personas mayores -recuerda Inés-. Pero mientras entrevistábamos a muchas de ellas para enfocarlo, nos dimos cuenta de que no les interesaba en absoluto. Lo que sí reclamaban eran espacios de encuentro para compartir con otros cosas que les gustan, un nicho comercial de propuestas casi inexistente en nuestra sociedad”.


Para esta investigadora, detrás de esa negación de las necesidades y deseos de la gente de mayor edad, lo que prima es el miedo contemporáneo a envejecer: “Somos una sociedad envejecida que no quiere verse ni asumirse. La longevidad no es otra cosa que nuestro ‘yo futuro’. Por eso está bueno pensarla como una etapa donde también se puede generar valor real en la economía. Hace falta que los estados y el sector privado fomenten nuevas modalidades laborales y lancen créditos para emprendimientos, para que los adultos mayores puedan desarrollarse plenamente”.


Bésame mucho



¿Y qué pasa con la sexualidad? ¿Quién dijo que hay que “bajar la persiana” del deseo a medida que avanza la edad?
La que responde es la doctora Claudia Marchitelli, jefa del Servicio de Ginecología del Hospital Italiano: “Si bien la sexualidad no es la misma a los 60 que a los 20, no tiene por qué terminar en ninguna etapa de la vida. Al contrario, nos trae muchos beneficios y satisfacciones”, reafirma.


“Con la madurez se dan cosas bárbaras: las parejas tienen más tiempo para estar juntas, desaparece el miedo al embarazo, no están los niños golpeando la puerta. Puede ser una época para redescubrirnos con mucho mimo, caricias y abrazos, sin la necesidad de esa actividad penetrativa de cuando éramos más jóvenes. En el caso de las mujeres, solo tenemos que ayudarnos un poquito con lubricantes, hidratantes y estrógenos locales, ya que con la menopausia la vagina tiende a secarse, pierde un poco de elasticidad y puede incomodar.”


¿Qué frecuencia sexual se supone que es “lo normal” en la madurez de la vida?
“¡No hay una normalidad! -exclama la Dra. Claudia Marchitelli-. Podemos ser felices teniendo relaciones una vez por mes, cada quince días o cada tanto. No se trata de cantidad sino de que nos haga bien.”


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