Cambios de ciclo y elecciones

Los cambios, sobre todo cuando se producen en relación al ámbito educativo, suelen generar emociones fuertes.

Agosto. Último mes completo de invierno. Empezamos a pensar que se puede terminar el invierno, que los cambios se avecinan. Algunos llegan solos, como la primavera; otros los debemos generar.


Los cambios suelen producir temor, miedo, resistencia, ansiedad. Emociones que indican que estamos vivos, que somos atravesados por la vida y la transitamos. Muchas veces las evitamos porque el lugar de confort resulta atractivo. Los lugares conocidos, incómodos o no, aquellos que ya sabemos cómo transitar. Podemos anticipar qué va a suceder, no nos trae demasiado nerviosismo ni sorpresa, tal vez tampoco desafíos.

La situación de la vida, los ciclos o mil variables nos dan a menudo sacudones y nos sacan de esa situación de quietud y nos llevan a instancias desconocidas.

Las que reconocemos con facilidad son las mudanzas. Momento estresante si los hay. Cambios de trabajo, de colegio, incluso cambios de estado civil. Nacimientos, muertes. Todas y cada una son modificaciones, agradables o no. Hoy vamos a hacer foco en los cambios educativos. Cambio de colegio, de ciclo. Dejar el colegio para seguir estudiando otra cosa.

Ninguno es gratuito. No me refiero solo a la cuestión monetaria, sino a la energía que conlleva. Será una de las causas por las que escatimamos esfuerzos y preferimos lo malo conocido que lo bueno por conocer. Pero bueno, la vida nos muestra que el tiempo pasa y los cambios hay que hacerlos.


No podemos dejar a nuestros hijos eternamente en el jardín ni implorar que después de quinto año nos renueven la matrícula. Hay que enfrentar. ¿Qué elegir? ¿Cómo hacerlo? Es una encrucijada en la que intentaremos encender alguna linterna.

Elegir un colegio para nuestros hijos no es una tarea sencilla, ni en jardín, ni en primaria ni en secundaria, pero (me encantan los peros, porque siento que rompo reglas) cuando lo hacemos con algunas certezas, el tránsito puede resultar mejor.

En cualquier decisión hay que incorporar la variable “error”. Aunque no nos guste es parte de la vida. Vivimos en un mundo que persigue el éxito. Rechaza al fracaso y no sabemos oscilar entre los grises de la vida. Pero están. Nos guste o no. Poder tomar el error como parte del aprendizaje que implica crecer y existir es nuestra gran labor. Especificadas las reglas básicas para un aprendizaje, continuemos.

Concepto de realidad. Nos puede encantar la universidad de China. Pero si no podemos llegar a ella, ¿qué hacemos? ¿Lloramos porque la vida nos engañó o buscamos posibles variables para hacer algo parecido mientras pensamos en la forma de llegar a estudiar a China?


Sortear obstáculos es excelente. Siempre y cuando veamos cómo hacerlo. Encontrar estrategias realistas y no de fantasía que nos permitan hacerlo. Puedo tal vez aspirar a una universidad que implique un examen de ingreso complejo. Poder prepararse estratégicamente y con conciencia para tal fin es una forma de derribar complicaciones de una forma eficiente.

En ocasiones culpamos a otros por nuestra falta de compromiso o de ausencia de estrategia y organización para atravesar conflictos.

Los cambios de ciclo implican también una mirada personal del protagonista. A los doce años ya se puede pensar si necesitan cambiar de colegio, a cuál, por qué. Conocer qué materias tendrá, ver el lugar, si tiene o no uniforme, cómo son en general los chicos que van a ese colegio. Todo forma parte de la elección. Si se puede conocer a alguien que curse en ese colegio, por supuesto mucho mejor.

Incluso es interesante que los más pequeños puedan conocer el jardín antes de ir. Que puedan imaginarse jugar en el patio, ver los juguetes, sentir los olores, es parte del recorrido que ayudan a construir escenarios.

Aquello que desconocemos puede producirnos ansiedad. Buscar la manera de acercarnos y conocer nos acompaña en el proceso de conocimiento, de aprendizaje.

Agosto es el mes ocho de nuestro calendario. Un buen tiempo para imaginar si es necesario pasar de página. Desplegar alas. Para ello podemos alimentarlas y ejercitarlas para que estén fuertes y soporten las inclemencias del tiempo.

Por Laura Collavini (lauracollavini@hotmail.com)-


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