En dos años sólo 10 rionegrinos aceptaron hacerse una vasectomía

Por temor o machismo, los hombres no admiten su ingreso al quirófano.

ROCA (AR).- Está claro que a pesar de la ley vigente, en Río Negro es muy difícil concretar una ligadura de trompas a través de Salud Pública. No obstante, los hospitales no cierran totalmente las puertas a la hora de la anticoncepción quirúrgica, porque la vasectomía es una práctica sin restricciones. Sin embargo, los prejuicios y temores masculinos siguen imponiéndose, porque en dos años apenas hubo una decena hombres en toda la provincia que aceptaron entrar al quirófano para interrumpir su fertilidad, según revelaron especialistas consultados por este diario.

No se trata de una cuestión social sino cultural. Los médicos que se encargan de la práctica han escuchado rechazos tanto de personas carentes de recursos como de profesionales universitarios. «¿Yo? Ni loco… mirá si después quiero tener relaciones y no pasa nada?», es la respuesta común que escuchan en sus consultorios.

Lo cierto es que las operaciones de vasectomía se están efectuando sin trabas mayores. El hospital de Roca es uno de los centros públicos que la practica y es allí donde los profesionales advierten que los niveles de demanda esperados luego de la sanción de la ley no son satisfactorios.

Carlos Sosa, urólogo encargado de realizar las intervenciones en el «Francisco López Lima», declaró que el proceso fue sencillamente «decepcionante», refiriéndose a las únicas seis operaciones que se efectuaron en el sector público.

Por su parte, Laura Bordato, asistente social del hospital que atiende consultas sobre cirugías anticonceptivas, aclaró que si bien se registró un número muy bajo de consultas sobre vasectomías, el 90 por ciento de los hombres que se acercaron a preguntar por la cirugía luego se sometieron a ella.

Cabe señalar que las operaciones de este tipo cuentan con un 100 por ciento de éxito, y las posibilidades de reversión son muy dificultosas en la provincia. Esto porque implica la realización de una microcirugía que resulta excesivamente costosa para el Estado (ver aparte). De todos modos, la recanalización se encuentra contemplada por la ley de Salud Reproductiva de Río Negro.

Bordato señaló además que cuando el equipo que asesora las consultas atiende a una pareja o a una mujer que solicita la ligadura de trompas, siempre se les recuerda que existe la posibilidad de la vasectomía, porque es una intervención más sencilla y menos riesgosa. «Es ahí donde aparece los prejuicios. En general los hombres no quieren saber nada», comentó.

Lo que también debe advertirse es no sólo son los hombres quienes imponen pruritos ante la sugerencia de una vasectomía. «Las mujeres salen siempre a defender a sus maridos y nos dicen que sólo porque ellas no quieran tener más hijos no pueden 'castrar' a sus maridos. De hecho, sólo logramos que una pareja de todas las que consultaron por la ligadura de trompas cambiara a la vasectomía», comentó la asistente social.

Los temores más frecuentes que manifiestan los hombres para no someterse a la vasectomía se relacionan con el desempeño sexual luego de la operación, aunque según los especialistas, se trata más que nada de una «cuestión cultural» que se verifica incluso en aquellos estratos sociales educados. «El machismo sigue vigente en todos los sectores sociales, de eso no hay duda», declaró finalmente Sosa.

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