En Neuquén los presos se hacinan en celdas oscuras y húmedas

Las cárceles están superpobladas y en mal estado.

NEUQUEN (AN)- Viven hacinados en celdas pequeñas, oscuras, sin ventilación, manchadas por la humedad y con hongos. Les falta asistencia médica y actividades que los ayuden a reinsertarse en la sociedad. Los vigila personal sin capacitación. Todo eso pese a que el gobierno provincial invierte en ellos casi 30 pesos por día. Quizá por estas razones, a veces combinadas entre sí, el medio millar de presos que tienen Neuquén protagonizó el año pasado 19 fugas, 21 intentos, 19 agresiones entre sí o contra los guardias, dos motines y uno de ellos murió en una aparente pelea.

Un profundo relevamiento realizado por la subsecretaría de Seguridad del gobierno neuquino puso cifras tremendas a lo que todos sospechaban: que la situación en las cárceles es más que crítica. «La resumimos en una palabra: emergencia», dijo la titular del área, Alicia Comelli.

El estudio permitió detectar pabellones desbordados y en estado calamitoso, donde pensar en reeducación es una utopía. Y para colmo a casi la mitad de los que están en una cárcel ningún tribunal los condenó, o no tienen sentencia firme.

Cuando asumió la actual administración, el penoso estado de las cárceles se presumía. Tanto que uno de los últimos gestos del gobierno de Felipe Sapag fue declarar un indulto masivo que no prosperó porque lo declararon inconstitucional.

«Las cárceles no son instituciones que cumplan con su finalidad de reintegrar a la sociedad a las personas que han delinquido. La realidad indica que un enorme número de presos vive una situación límite de hacinamiento y falta de tratamiento penal resocializador. Esto realimenta el nivel delictivo», decían los fundamentos del frustrado indulto.

Aunque se especuló sobre las verdaderas intenciones del perdón sapagista, que acarreó más trastornos que soluciones, era cierto el diagnóstico del cual partía.

«Nosotros queríamos saber exactamente dónde estamos parados. Por eso encaramos el relevamiento», explicó Comelli a este diario. Una segunda etapa, ya en planificación, será para conocer el estado general de salud de los internos. «Hoy no sabemos cuántos están enfermos ni de qué», señaló la funcionaria.

«Saber con precisión qué tenemos nos ayudará a saber qué necesitamos», razonó Comelli. En el horizonte se dibuja la soñada solución final para la crisis: una nueva cárcel con capacidad como mínimo para 500 detenidos, con su espacio de recreación, talleres y asistencia, y un Servicio Penitenciario Provincial para que quienes se encarguen de la custodia sean especialistas. Muy distinto de lo que ocurre ahora.

El relevamiento, concretado en mayo y cuyos resultados se conocen ahora, arrojó resultados preocupantes: la provincia tiene 402 celdas disponibles, pero 483 presos (la cifra de detenidos varía diariamente; se toma la existente al momento de la encuesta).

Pero además 168 están detenidos en las 110 plazas disponibles en comisarías, que son unidades de mínima seguridad preparadas para recibir solamente contraventores, es decir, autores de faltas menores que no llegan a ser delito.

Sin embargo, la necesidad ha hecho que el calabozo destinado a los ebrios termine siendo la celda que aloja, por ejemplo, a un condenado a 16 años de prisión por homicidio. En muchos casos, los detenidos se amontonan en pasillos, comedores y hasta los baños.

El problema de los condenados merece un párrafo aparte: la provincia no tiene cárceles para alojarlos; sólo alcaidías destinadas a procesados, es decir, quienes no tienen sentencia y están bajo la presunción de inocencia.

De las 31 comisarías y unidades de detención que existen en la provincia, seis presentan condiciones edilicias malas o pésimas, y trece, regulares.

¿Qué significa esto? Se considera que el estado del edificio es malo cuando más del 30 por ciento necesita una urgente reparación, y pésimo cuando llega al 60 por ciento, o directamente hay que reemplazar grandes sectores.

Pero además se investigó sobre las condiciones ambientales e higiénicas del establecimiento y se descubrió que muchos tienen roedores, insectos, hongos, y que las celdas carecen de ventilación o iluminación natural.

Sólo unas pocas fueron construidas para funcionar como unidades de detención. La mayoría son remodelaciones.

Hay más. La seguridad es mínima, y el personal de oficiales y suboficiales encargados del servicio no ha recibido jamás ninguna capacitación específica para la función que ejerce. Según se sabe, ir a cuidar presos suele ser un castigo para los policías.

Las celdas rara vez miden más de 6 metros cuadrados, cuando el ideal es que lleguen a los 10, y una buena cantidad está fuera de servicio por distintas razones.

El relevamiento detectó además que los espacios destinados a asistencia médica, espiritual, social o las visitas son inadecuados, y son minoría las que cuentan con talleres, aulas y biblioteca.

La higiene de la ropa de cama y la que visten los internos queda sujeta a lo que puedan hacer los propios detenidos.

Si hubiera un incendio, ninguna prisión tiene salida de emergencia y para combatirlos apenas se cuenta con matafuegos.

Todo esto ocurre pese a que no es poco lo que el gobierno destina al sistema: 4.717.888 pesos se van todos los años en sueldos de los guardias y alimentación, vestimenta y atención médica de los detenidos. Es decir, 9.767 presos por año, o 27 pesos por preso por día. Más de lo que cobra el servicio penitenciario federal por alojar condenados en sus hoteles con barrotes y sin salida.

En el 2005 habrá más de mil detenidos

NEUQUEN (AN).- El gobierno neuquino prevé que para fin de año, los detenidos en la provincia serán 712, y que a mediados del 2005 quebrarán la barrera de los mil.

A partir de esas estimaciones se genera la urgencia en comenzar a pavimentar el camino que conducirá a la solución de la crisis carcelaria que se atraviesa en la actualidad.

La subsecretaria de Seguridad, Alicia Comelli, admite que la situación es tan grave que de nada sirve negarlo.

Y explicó los dos objetivos centrales que se trazó la actual administración. «Por un lado, la creación de un servicio integral de ejecución de la pena, que contemple un servicio penitenciario provincial con personal profesionalizado, capacitado, especializado».

Para ello se espera el asesoramiento del Servicio Penitenciario Federal.

«Esto permitirá al personal policial concentrar sus esfuerzos en aquella función para la cual ha sido formado: investigación, represión y prevención del delito», indicó la funcionaria.

El otro proyecto es «la creación de una cárcel de mediana seguridad, con capacidad para 500 plazas».

Estará ubicada en el Parque Industrial, junto a la Alcaidía 11, formando un complejo penitenciario amplio y ambicioso ya que hasta se planea construir viviendas para aquellos detenidos en condiciones de pre-egreso.

El proyecto es independiente del traslado de la Unidad 9, la cárcel federal para condenados ubicada en pleno centro. Allí hay 70 presos neuquinos.

Comelli se quejó porque la anterior administración hizo poco y nada por la situación de los detenidos, «y cuesta mucho remontar cuatro años de inacción».

Por ahora el gobierno está enredado en una lucha burocrática para poder terminar cuatro pabellones -dos en la U11, otro en Zapala y el restante en Junín- que permitirá ampliar la capacidad de alojamiento en 120 plazas.

Curiosidades tras las rejas

NEUQUEN (AN).- El relevamiento de las cárceles de Neuquén contiene datos llamativos. Hay celdas en buen estado pero que fueron escenario de muchos conflictos, otras clausuradas por su deterioro, y hasta hay una comisaría sin los medios necesarios para impedir una evasión que no conoce lo que es una fuga.

La comisaría de Plottier ocupa un edificio construido en 1937. Al momento de la consulta tenía seis detenidos, el estado edilicio fue considerado bueno y las condiciones ambientales, regulares.

Sin embargo el clima interno no parece ser el mejor. En1999 hubo tres agresiones entre internos, cinco casos que fueron calificados de «autoagresiones» y seis intentos de fuga.

La comisaría del barrio Progreso tiene espacio para diez detenidos y al relevada alojaba sólo cinco. Situación ideal. Pero sus diez celdas están fuera de servicio por diversos problemas.

La comisaría de Aluminé es otro caso raro. No posee guardia armada ni medios físicos para impedir la evasión. Sin embargo, el año pasado nadie se fugó de ese lugar.


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