En Nueva Orleans esperan una nueva vida

Celebran ahora el famoso festival Mardi Gras.

WASHINGTON (DPA).- Seis meses después de haber sido golpeada por el peor desastre natural de la historia de Estados Unidos, Nueva Orleans se prepara para celebrar su famoso festival Mardi Gras a fines de este mes. Culminando el 28 de febrero, o «martes gordo», el día marca el fin de un período de diversión, celebración y baile, así como el comienzo de la cuaresma cristiana que conduce a la Semana Santa.

El mundo estará observando para ver qué tan exitosos fueron los esfuerzos para insuflar vida a la seductora dama del Sur, conocida antaño por su vivacidad, pero dejada en coma por el monstruoso huracán Katrina en agosto pasado.

Katrina dejó la ciudad mutilada y anegada, como los estadounidenses vieron con horror e incredulidad en vivo y en directo por televisión. Cendy Farrell-Duncan, una de las vecinas desplazadas, insiste en que su ciudad sigue pareciendo un «cementerio abandonado».

En los días posteriores a Katrina, Nueva Orleans parecía más el decorado de una película de catástrofe de Hollywood que una ciudad estadounidense. Las calles estaban vacías, salvo por los miles de soldados, policías y personal de emergencia que seguían recogiendo a las personas atrapadas en los techos de sus casas inundadas. No había electricidad, incluso en las zonas más altas como el Barrio Francés, que alberga los restaurantes, bares y clubes nocturnos que hicieron famosa a Nueva Orleans.

El hedor de las aguas fecales y los químicos estaba por todas partes.

La senadora estadounidense Mary Landrieu, que representa a Nueva Orleans, dice que no hay familia en el estado de Louisiana «que no se haya visto afectada» por Katrina. «O perdieron su casa o su negocio, o a un primo, una abuela, un hermano, un hijo o una hija, y eso es devastador».

«Es absolutamente milagroso que podamos tener un Mardi Gras después de lo que vivimos», dice Kim Priez, vicepresidente de turismo de la Oficina de Convenciones y Visitantes de Nueva Orleans.

La ciudad espera que 700.000 personas participen en la fiesta, y que generen al menos 500 millones de dólares, la mitad de lo que dejaron el año pasado. Pero el «show al aire libre más grande de la tierra», como es llamado muchas veces, se enfrenta a una serie de obstáculos.

Sólo un tercio de los 462.000 habitantes de la ciudad regresaron. Ni siquiera la mitad de los vuelos que llegaban a la ciudad fueron restablecidos, y sólo dos trenes Amtrak llegan y parten cada día. Por otra parte, hay 25.000 habitaciones de hotel otra vez disponibles, la mitad de la cuales está ocupada por trabajadores de la industria de la reconstrucción.

Algunas de las víctimas de Katrina están enfadadas por la presión para celebrar Mardi Gras con las pérdidas tan recientes. «No necesitamos Mardi Gras, necesitamos reconstruir la ciudad», dijo MacArthur Samuels, quien recientemente visitó Washington con la petición al gobierno federal de que ayude a su ciudad. «No coloquen luces para Mardi Gras si allí no hay luces en mi barrio».

El historiador Arthur Hardy, experto en Mardi Gras, explicó sin embargo que no se utilizan fondos públicos para la fiesta y que espera que la ciudad se beneficie del «turismo patriótico». En este mes de febrero, la ciudad está recuperando algo de vida, luego de que en diciembre se permitiera el regreso limitado. Personas y coches avanzan por las calles.

Los niños acuden a las pocas escuelas que fueron reabiertas –aproximadamente un 15 por ciento del total– y algunos negocios vuelven a estar operativos. Cerca del 80 por ciento de los estudiantes universitarios ya regresaron.

Por otra parte, más de 30 millones de metros cúbicos de escombros permanecen, en general en la zona más baja y más afectada de Lower Ninth Ward. Algunos sistemas de alcantarillado todavía no funcionan, y no en todos los sitios hay agua potable. Decenas de miles de casas están estropeadas o inhabitables.

Las petroleras, las únicas ganadoras

WASHINGTON (DPA).- Los huracanes Katrina y Rita ocasionaron el año pasado daños por miles de millones de dólares, pero también trajeron enormes beneficios a las compañías petroleras estadounidenses.

Los huracanes causaron una fuerte subida de los precios del petróleo, debido a que obligaron al cierre de instalaciones de producción y refinerías. Pese a los considerables esfuerzos realizados desde entonces, la industria energética de la región todavía no se ha recuperado totalmente.

La capacidad de refino sigue un cinco por ciento por debajo de su nivel normal y la reducción de la producción de petróleo estadounidense en el Golfo de México aún se mantiene en más del 20 por ciento, según datos del Departamento de Energía en Washington. Las compañías petroleras se beneficiaron del notable aumento de los precios del petróleo y la gasolina. A finales de julio, un barril de crudo costaba menos de 60 dólares.

Después del paso del Katrina, el precio se incrementó a casi 70 dólares. Los precios de la gasolina estadounidense se dispararon de 2,30 dólares el galón antes del huracán a 3,10 dólares después de que Katrina golpeara la costa del Golfo, según la Agencia de Información Energética de Estados Unidos.

Los beneficios obtenidos por las compañías petroleras aumentaron a medida que fueron subiendo los precios de la gasolina y el petróleo. En enero, el gigante de la industria petrolera Exxon Mobil obtuvo los mayores beneficios jamás registrados.

Se preparan para la llegada de huracanes

WASHINGTON (DPA).- Rápidamente nos acercamos nuevamente a junio, cuando comienza la nueva temporada de huracanes en el Atlántico, y los ingenieros y los encargados de desarrollar los planes de seguridad se abocan a la tarea de reconstruir y proteger de la mejor forma posible a Nueva Orleans. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, responsable de la construcción pero no del mantenimiento de los diques que se rompieron en agosto pasado, han completado alrededor del 30 por ciento de los trabajos de reparación provisional.

Sin embargo, para esta ciudad, que está situada en promedio entre dos y tres metros por debajo del nivel del mar y que está rodeada del río Mississippi, el lago Pontchartrain y el Golfo de México, el desafío ha reavivado una vieja discusión: ¿Puede salvarse Nueva Orleans?

El huracán Katrina inundó en agosto de 2005 el 80 por ciento de la ciudad, causó la muerte de cientos de personas, obligó a huir a sus 462.000 habitantes y causó un nivel de destrucción que los expertos ya habían previsto hace varias décadas. La furia de Katrina no afectó mucho a gran parte del Barrio Francés, situado en un nivel más alto que el resto de la ciudad. El Barrio Francés es la cuna histórica del jazz estadounidense, que está tratando de revivir el turismo con la celebración de Mardi Gras.

Mientras que se espera la visita de miles de turistas para el festival, un número estimado de 300.000 habitantes de Nueva Orleans no podrán participar en la fiesta, ya que permanecen diseminados a lo largo y ancho del país, impedidos de regresar debido a que los barrios, especialmente los pobres, que fueron los más castigados por la tormenta, quedaron reducidos a un montón de escombros. Como no existe un claro compromiso por parte de Washington de comprar las hipotecas abandonadas de las casas destruidas, mientras que las autoridades federales bloquean el pago de los seguros por inundaciones y los gobiernos de la ciudad y del estado de Luisiana se niegan a conceder nuevos permisos de construcción, Nueva Orleans permanece al borde de la inanición.


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