En un hospital público practican novedosa técnica contra la ceguera

El autotrasplante de gándulas salivales en los ojos se practica desde hace más de un año en forma gratuita en el hospital Argerich de Buenos Aires, como novedoso método para luchar contra la ceguera y diversas enfermedades que afectan a la vista.

La operación beneficia a personas que padecen distintos trastornos en la vista originados por la afección del ojo seco o la enfermedad de Sj»gren, que atacan las glándulas lagrimales y que se presenta en mayor proporción en las mujeres.

El equipo de médicos que lleva a cabo la operación afirmó que se trata de los primeros autotrasplantes de este tipo que se realizan en el mundo, ya que en distintos países se han intentado sin éxito en los últimos años.

La cirugía la lleva adelante el equipo que preside Jorge Güerrissi, jefe del servicio de cirugía plástica del hospital Argerich, y su colaborador Javier Belmonte, ambos cirujanos generales y plásticos.

Los avances de esta novedosa técnica fueron difundidos recién ahora en la revista «Journal of craneofacial cirgury», al constatarse la evolución favorable de los injertos realizados en pacientes del hospital del barrio porteño de La Boca.

«No había antecedentes científicos en la literatura médica mundial sobre este tema puntual», explicó Güerrissi a Télam. Luego de una fase experimental, en la que se efectuaron injertos en una quincena de conejos californianos en el bioterio del Hospital Argerich, se constató que la metodología empleada era altamente efectiva.

«El resultado fue positivo y a partir de ese momento decidimos aplicar el tratamiento en humanos», acotó el especialista.

En el Hospial Argerich, desde la primera intervención hasta el día de hoy, se realizaron 20 operaciones de este tipo, la primera en el año 2002, y todas las personas operadas se encuentran en óptimas condiciones visuales.

 

La intervención dura una hora

 

«Estudiamos la boca, llevamos las glándulas salivales menores de la boca y las implantamos en los ojos», explicó el especialista. Se extraen glándulas menores de los labios, del carrillo y del paladar, las que, al injertarlas en el ojo, segregan una célula que forma un mucus y actúa como lágrima, agregó.

La intervención quirúrgica se hace sólo en un ojo, el que se encuentra más afectado, y al operar uno mejora también el otro en un 80 por ciento, consideró Güerrissi. «El procedimiento operatorio dura una hora, como máximos dos, se utiliza sólo anestesia local y un microscopio para tener una mayor precisión. Luego, el paciente debe permanecer unas 48 horas con los ojos vendados y la operación no tiene ningún efecto colateral», sostuvo.

«Esta operación permite solucionar problemas tremendos, por ejemplo el último caso fue el de un hombre que había perdido un ojo y tenía 20 operaciones por penfigo ocular», comentó.

Otras secuelas que soluciona la operación son la queratitis, que puede ocasionar úlceras y pérdida de la córnea. A partir de esta operación la persona que no tenía lágrimas va a tener saliva, que pasa a cumplir la misma función de las lágrimas, como lubricar la córnea para evitar que se rompa y pierda la visión, informó Belmonte. (Télam)


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