En un partido de locos, River tuvo su desquite

Venció a Boca y se quedó con la Copa Revancha. Terminó con ocho, pero desató la fiesta en Mendoza.

En un superclásico lleno de polémicas, River encontró revancha y todavía lo festeja. Venció 3-2 a Boca y el delirio fue con bonus porque terminó con ocho jugadores en cancha, ante un rival que careció de ideas para alcanzar el empate en los últimos 20.

En medio de un marco espectacular (ver aparte), fue el «Xeneize» el que marcó diferencias en el arranque. Movió mejor la pelota en el medio y se encontró con un River perdido y muy estático en el fondo.

La justicia llegó rápido, porque Paletta conectó de cabeza y medio Estadios Mundialista estalló. Fue el mejor broche para un buen inicio y la promesa de un buen espectáculo, porque el «Millonario» tenía la obligación de reaccionar.

Y la respuesta llegó. Radamel, que había estado ausente la mandó al fondo del arco en la primera que tuvo y no hizo más que contagiar a sus compañeros.

Con el empate, el equipo de Simeone se agrandó. Sánchez fue una pesadilla, Ortega desbordó, Abreu tuvo más movilidad… Se recuperó en todo sentido y borró a Boca de la cancha.

Toda esa ventaja que marcó en el campo también se reflejó en las cifras. En ocho minutos, el «Millo» facturó por dos y la hinchada fue una locura.

Estiró la brecha con una conquista del «Loco» uruguayo y la estiró con un penal inexistente que el «Burrito» transformó en gol. Claro que esa falta tuvo un bonus, porque González vio la roja y Boca quedó muy complicado .

Sin embargo, Pezzota estaba dispuesto a tener un papel protagónico y, de movida, compensó. Penal de Ferrari a Palacio, que terminó en el descuento boquense y en la expulsión del «4».

Con esa «manito», el team de Ischia volvió al partido pero la realidad es que nunca pudo repetir lo de la primera media hora. Un par de apariciones de Palacio y un disparo de Dátolo fueron las únicas acciones con cierto riesgo.

River, mientras tanto, tuvo el margen de especular con el resultado y hasta complicó cuando apareció Sánchez. Pezzota le complicó la vida con las rojas a Ponzio y Cabral, pero Boca siguió a la deriva y apenas tuvo un par de tiros libres para soñar con un empate que nunca llegó.


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