Encuentro: de Miguel y María a Bradbury, Philip Dick y Asimov

Se llaman Miguel y María. Los encontré sentados a una mesa circular, protegiéndose uno del otro y esperándome en nuestra primera cita. Tienen la piel sobada por el viento, el sol y la tierra. Las mejillas rojas por el frío y las paspaduras. Contrastan las manos llenas de grietas y lijosas de ella con el color blanco del esmalte que se conserva en algunas uñas. Me miran como si fuera una especie rara o exótica (seguramente lo soy). Nos vemos una vez por semana y poco a poco nos gana la confianza. Me cuentan que caminan kilómetros o vienen a caballo, y que el transporte escolar pasa a principio de año y que después no va más.
Pasan los meses y son impermeables a mis intenciones educativas. Derrotado, concluí que pertenecíamos a dos tiempos distintos, a dos realidades casi incomunicables. Al pensar esto me acordé de “Encuentro nocturno” el cuento del maestro Bradbury que relata una situación similar. “Antes de subir hacia las colinas azules, Tomás Gómez se detuvo en la solitaria estación de gasolina”, comencé a leerles apenas llegué. A medida que mi voz avanzaba por el cuento noté algo extraño, y cuando por fin levanté la vista del texto, vi en sus ojos el prodigio de un descubrimiento que podía cambiar en algo sus vidas.
Desde agosto a diciembre leímos entusiasmados las “Crónicas marcianas”, y después un sin fin de textos de Asimov, de Dick, de Fredric Brown. ¿Qué representaban esas historias de mundos siderales, de viajes en el tiempo, de robots, planetas, en sus mentes? No lo sé, pero durante esos meses una agitación nueva se traslucía en la cara de ambos.
Han pasado muchos años desde aquella experiencia. No sé qué habrá sido de la vida de Miguel y de María. Es posible que sigan viviendo en aquel lugar donde los conocí y que hoy estén preocupados en cuestiones más urgentes y necesarias que la lectura. Pero abrigo la esperanza de que alguna noche recuerden aquellos días del noventa y ocho y vuelvan a viajar por las carreteras de Marte hacia las colinas azules.