Vaca Muerta: flexibilización sui generis difícil de repetir
Los números
Datos
- Mauricio Macri no pudo esconder su alegría. Tampoco Juan José Aranguren, que con la firma del martes se anotó un triunfo político tras los erráticos tarifazos de 2016. Vaca Muerta le dio al gobierno nacional el primer espaldarazo a su política de acuerdos sectoriales, aquella que agita el sueño de una convivencia entre capital y trabajo y que pone a la productividad y a los costos salariales como el primer problema a resolver.
- Con este antecedente, el hombre más político del gabinete, el ministro del Interior Rogelio Frigerio, ya empezó a sondear a otros sectores en busca de su propia “adenda”.
- Pero será muy difícil que el “Plan Vaca Muerta” se repita en otras ramas de la economía.
- Primero, porque los trabajadores del sector son los mejores remunerados del país. Aún con un ajuste en su salario de bolsillo, embolsarán a fin de mes mucho más que el promedio de los empleados públicos y privados de Argentina.
- Segundo, porque el mundo petrolero se mueve al ritmo del barril, cuyo precio se forma en Nueva York o Londres y donde el país no tiene ninguna incidencia. Si el crudo cae, cae la actividad. Y eso también lo entienden los trabajadores, algo más acostumbrados a los ajustes en épocas de vacas flacas.
- Ningún otro sector de la economía perdió un 50% del valor de su producto en dólares como el petrolero. ¿Por qué habría de ajustarse la industria automotriz –por ejemplo–, si los precios de los autos siguieron la línea de inflación y los patentamientos subieron un 10% en 2016?
- La de Vaca Muerta, entonces, parece una flexibilización sui generis difícil de repetir.
- 50%
- en dólares cayó el precio del barril a nivel internacional. Ese derrumbe redujo los márgenes del sector.
- 30%
- calculan las empresas que podrían caer los costos salariales con el acuerdo.
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