Entre cábalas, desayunos y serios olvidos

De la Rúa se dio un banquete y Cavallo olvidó el DNI.

Aferrados a las cábalas, recluidos entre los afectos de la familia o en soledad, con desayunos suculentos o a puro mate, los candidatos y referentes políticos transitaron ayer la jornada electoral hasta el momento del recuento de votos.

Los postulantes a la jefatura de Estado tuvieron célebres desayunos; algunos por la opulencia que mostraba una elegante bandeja con manjares, ornamentada con una banda de los colores de la bandera, como la que llegó hasta la casa del aliancista Fernando de la Rúa.

El justicialista Eduardo Duhalde saboreaba un café con leche en su quinta de San Vicente al tiempo que metía respuestas a la pregunta de decenas de periodistas que rodeaban la mesa redonda, mientras su esposa Chiche aprovechaba para disfrutar de las medialunas.

En tanto, Domingo Cavallo, de Acción por la República, se quedó solo en su casa porque su esposa Sonia se fue a Córdoba a votar y sus hijos partieron a recorrer la ciudad por su función de fiscales generales.

Tal vez esa soledad le hizo olvidar el DNI, carencia de la que se dio cuenta cuando había llegado al Instituto Baiard, lugar de votación, donde aguardó que un colaborador le lleve el documento.

Sin embargo, Cavallo ya tenía acordado un desayuno con los periodistas que lo aguardaron frente a su domicilio de Palermo y juntos recorrieron cien metros para compartir la mesa en una confitería del barrio.

El presidente Menem, también le dio a la mateada, dentro de su casa de Anillaco, y se dedicó luego a hacer una caminata por el fondo de frutales y canteros de flores.

Luego de votar en la capital riojana, Menem se dirigió a la gobernación para ver el partido entre Los Pumas y Francia por el Mundial de Rugby y por la tarde se dirigió a Buenos Aires para seguir desde Olivos el recuento de los votos.

De la Rúa, tras votar, anunció que iba a elevar «una oración» por el pueblo aunque aclaró que no iría a misa porque ya había cumplido el sábado con su práctica religiosa.

En cambio, Duhalde asistió ayer a la Iglesia junto a su esposa y sus hijos, para luego ir a votar a la escuela 9 de Lomas.

Después tenía planeado un almuerzo en familia y luego una siesta, al igual que Duhalde, mientras que Cavallo anunció que la comida sería compartida con amigos ante la ausencia de su familia.

La candidata a la gobernación Graciela Fernández Meijide abrió temprano a la prensa su departamento del barrio de Belgrano, mirando para diestra y siniestra, arriba y abajo para que los cables y los micrófonos no corten las plantas colgantes que atraviesan el living.

El postulante peronista, Carlos Ruckauf, aprovechó toda la mañana en familia dentro de un country, para ir a votar pasadas las 12 a una escuela de la localidad bonaerense de Carlos Spegazzini.

También Ruckauf cumplió con su cábala: hablar sólo después de emitir su voto.

Meijide y Alvarez siguieron con la cábala que vienen cumpliendo desde hace años los días de elecciones.

Junto a colaboradores y sus familias almorzaron en una parrilla para luego dirigirse al hotel Panamericano, donde aguardaron los primeros resultados de los comicios. (DYN e Infosic)

Terragno fue a votar, pero…

El diputado nacional Rodolfo Terragno esperó ayer casi una hora la llegada del presidente de la mesa en que debía emitir su voto.

Terragno tenía previsto votar a las 8, pero recién cerca de las 9 colocó el sobre en la urna de la mesa 5050, en el Hogar San Benito, situado en Arce 322, del barrio porteño de Palermo.

La espera fue en plena calle, porque según le explicaron al diputado hasta que no estuviera constituida la mesa no podía ingresar al establecimiento. (DyN)

El «horror» en los padrones

Los nombres de algunos de los miles de desaparecidos durante la dictadura figuraron en los padrones de las elecciones presidenciales que se celebraron ayer.

«En todas las elecciones hago lo mismo. Me presento ante el presidente de mesa (electoral) y pido que se labre un acta consignando que mi hijo está ausente por desaparición forzada», explicó Tati Almeyda, de la organización Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.

La inclusión de los nombres de los desaparecidos en los padrones electorales no sólo mantiene la memoria y el reclamo de los familiares de las víctimas de la represión ilegal, sino que también ha provocado «trastornos y situaciones que reavivan nuestro dolor», indicó la señora Tati Almeyda.

Relató que días atrás, una integrante de las Madres, de avanzada edad, sufrió «un profundo shock nervioso» cuando recibió una notificación de la Junta Nacional Electoral convocando a su hijo, desaparecido durante el régimen militar, para presidir una mesa de votación. La mujer se fue con esa notificación «hasta una comisaría gritando 'mi hijo está vivo, mi hijo está vivo' y no había manera de explicarle que se trataba de un error. (EFE)


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