Entre la música y el Oscar

Mientras celebra la nominación de "El secreto de sus ojos", Villamil presenta su CD.

El 23 de enero presentó en el teatro Joventut en L´Hospitalet de Llobregat, Barcelona, «Morir de amor» y a partir del 4 de febrero hará lo propio en el Torquato Tasso de Defensa 1575, San Telmo. Soledad ganó en 2000 el Premio Cóndor «Mejor Actriz» por su trabajo como Laura en «El mismo amor, la misma lluvia» película de Juan José Campanella. El mismo director que la convocó para hacer Irene Menéndez Hastings en «El secreto de sus ojos», integrando el cuarteto protagónico junto a Ricardo Darín, Guillermo Francella y Pablo Rago. «Fue buenísimo volvernos a juntarnos en esta película y, de alguna manera, capitalizar lo que se había dado en la experiencia anterior: confianza, entendimiento, la posibilidad de no hablar demasiado sobre las cosas. Yo todo es más intuitivo, sabemos lo que el otro está pensando, lo que espera o propone con facilidad, porque la comunicación es muy fluida.»

Hoy «El secreto de sus ojos» está nominada al Oscar como Mejor Película de Habla No Inglesa. «Algunas son candidatas muy fuertes, como la alemana («La cinta blanca» de Michael Haneke), que ganó el Globo de Oro? Pero plantea una alta probabilidad. Igual, a mí me excede un poco. Qué sé yo, hay que ver. Yo me siento muy orgullosa por haber participado en esta película, porque recibo las buenas sensaciones del público que la ve. Estoy feliz y creo que ha llegado en el momento exacto de mi vida.»

Detrás de la actriz y cantante Villamil, además de talento de sobra hay trabajo más trabajo, pensado a largo plazo, paciente y ordenado. Viendo los resultados es posible imaginarla para nada impulsiva frente a la actuación, al elegir repertorio, mesurada, puliéndose de a poco, estudiosa, sabedora de la materia que posee y modela pacientemente.

-Trato de que sea de ese modo. A veces sale mejor, otras peor, las condiciones van variando. Pero busco eso porque básicamente lo tomo como un proceso. No ir meramente buscando un resultado sino vivir el desarrollo. Con el tiempo se acentúa la sensación de que nada es final, siempre luego viene otra cosa y otra. Entonces, lo más indicado en la búsqueda artística es ir con el proceso y arribar, en algún momento, a un resultado; alguna vez hay que cerrar y estrenar o editar un disco. Pero por eso el proceso detiene, yo sigo trabajando. La riqueza está en profundizar cada vez más en el material que tengo.

-En el momento exacto de mi vida, dijiste. Sucede con los textos de una obra, de una película o de una canción, en un punto tocan cuestiones que viviste para interpretarlos?

-La madurez, en todo sentido, amplia nuestros recursos. Porque se vivió en carne propia o porque en el pasar del tiempo y de la experiencia, se van adquiriendo cada vez mayores recursos también para contar lo vivido o no y cómo lo imagina. Seguro que el paso del tiempo, el crecimiento -en la medida que se practica, estudia y se da continuidad a la búsqueda- resulta favorable en ese sentido. Es sabido que grandes textos de (William) Shakespeare, por ejemplo, es muy difícil que un joven los interprete; para hacer Hamlet, está en condiciones de hacerlo un actor con más años que el personaje.

-Que puede filtrar a través suyo las vivencias del personaje.

-Exacto, y ha desarrollado la técnica para hacerlo. No es sólo una cuestión de sensibilidad o el haber experimentado esa emoción -que también lo es, algo de la experiencia de la vida- sino, además, el desarrollo del instrumento que permite articular eso. En la juventud uno tiene otras destrezas (sonríe).

-En tu canto, observo que ahora te lleva más la letra y la emoción que te genera, que la técnica.

-Muchas veces, lo que define al elegir un tema se relaciona con lo narrativo. Cada vez más está ganado la escena la música a la cantante. Yo sigo trabajando y técnicamente puedo probar otras cosas?

-O soltarte más en la expresión.

-Sí y tener la posibilidad vocal de hacerlo. Es un crecimiento conjunto. Pero es cierto que la letra o lo que se está contando, para mí es importante, significativo, no me da lo mismo. Si no entiendo una metáfora no la puedo cantar, si no entiendo cuál es la emoción me resulta muy difícil interpretar.

Sabido es que Soledad ha transitado distintos escenarios y trabajado junto a los mejores profesionales del cine, el teatro, la televisión y la publicidad, pero sus primeros pasos fueron musicales, estudiando varios instrumentos desde niña. A partir de los quince y tras su primera clase de teatro, la actuación se transformó en pasión y en profesión, actividad que desde hace unos años alterna con la música.

«Con la actuación y con la canción -relacionado con esta sustancia doble que manejamos los intérpretes- por un lado somos emisores para que el público reciba, y hay una parte nuestra espectadora que recepta la emoción. Me pasa mucho que me emociona la letra de una canción, la música o el momento en que actúo y ahí está de nuevo el trabajo de equilibrio que también es técnico. Tomo las riendas y no dejo que la emoción personal invada tanto la interpretación como para arruinarla; por ahí, hasta la uso para profundizar el color de lo que está sucediendo».

EDUARDO ROUILLET


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