Entre su amor por Turquía y la verdad

Odiado por los nacionalistas turcos, incomprendido a veces por su propia comunidad, el periodista turco de origen armenio Hrant Dink, asesinado el viernes en Estambul, era también admirado por muchos a raíz de su compromiso en favor del diálogo entre los dos pueblos.

«Porque buscaba la reconciliación a través de la verdad, era detestado por los 'duros' de ambos campos. Era un blanco», escribió ayer el editorialista Yavuz Baydar en el diario en inglés Today's Zaman.

Dink había sido muy atacado por la extrema derecha turca a raíz de sus posiciones sobre la cuestión armenia. En efecto, en sus emotivos discursos públicos, el periodista nunca se privó de utilizar la palabra «genocidio» -refutada por las autoridades de Ankara- para calificar las masacres de armenios entre 1915 y 1917 en Anatolia.       

Este tipo de declaraciones le valieron varias demandas judiciales y una condena a seis meses de prisión por «insulto a la identidad turca». Pero Dink tampoco dudaba en irritar a la diáspora armenia, por ejemplo al criticar abiertamente un reciente proyecto de ley francés que pretendía penalizar la negación del genocidio armenio. «Es una imbecilidad», aseguró en octubre de 2006 el periodista al referirse a la propuesta francesa. «Revela hasta qué punto aquéllos que asfixian la libertad de expresión en Turquía y los que buscan asfixiarla en Francia tienen la misma mentalidad». Hrant Dink incluso estaba dispuesto a ser blanco de más insultos por acudir a los tribunales en expresión de su apoyo a otros intelectuales también perseguidos por sus opiniones, como el Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk, o la novelista Perihan Magden.


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