Entrevista a Daniel Albornoz, criancero de Manzano Amargo

Daniel Albornoz nació en Manzano Amargo en 1976, es hijo de Francisco Albornoz y Sebastiana Alfaro, crianceros productores de chivas, ovejas, vacas y caballos. Francisco, apodado “Pancho”, es hijo de Juan Antonio Albornoz, el primer poblador de Manzano Amargo.

Daniel se define como un campesino de la clase obrera del campo y la ciudad, ya que actualmente trabaja en el pueblo donde vive junto con su esposa y cuatro hijos, sin descuidar su actividad de ganadería trashumante.

–¿Qué opinión le merece el sector forestal del norte del Neuquén?

–La realidad es que nunca entendí por qué forestaban tantos pinos. Ahora, que se me ha facilitado información de distintos sectores, creo que es una actividad importante para las actuales y futuras generaciones ya que se ha realizado un aprovechamiento importante de este recurso en construcción de casas y corrales, entre otras cosas, y que en la actualidad es la única leña que se utiliza en el pueblo.

–¿Considera que los pequeños productores caprineros se pueden sumar a la actividad forestal?

–Sí, creo que hay muchos sectores del campo en los que se puede forestar, por ejemplo lugares donde no hay pastos fértiles o hay mucha piedra.

–¿Le parece que los sistemas silvopastoriles pueden ser una opción para que los productores se sumen a la actividad forestal?

–Después de la experiencia que vivimos con los proyectos de INTA Bariloche, puestos en práctica en uno de los campos de la AFR Manzano Amargo, estoy más que convencido de que los sistemas silvopastoriles son una opción muy importante para los productores rurales de esta zona, ya que aprovecharíamos mejor el campo, evitaríamos el sobrepastoreo, la erosión del suelo y tendríamos un lugar para resguardar animales.

–En su opinión, ¿qué haría falta para que los productores se sumen a la actividad forestal o silvopastoril?

–Creo que es la falta de conocimiento o en muchos casos la mala fama de los pinos, que al principio llegó como una actividad sin un fin definido, no se sabía para qué se forestaba y hasta se llegó a decir que las tierras plantadas se las iban a sacar a los productores rurales, que la mayoría de esta zona del norte del Neuquén somos fiscaleros, con derechos de ocupación.


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