Entrevista Oscar Aguad, presidente bloque UCR: «Alianza con voluntarismo no, con programa sí»

Forjado en el radicalismo cordobés, Oscar Aguad es un duro crítico de la administración Kirchner. La acusa de manejarse con un estilo excluyente y soberbio, y de haber dejado pasar "la inmensa oportunidad que le brindó una economía internacional en plena expansión".

– Sigo su discurso desde el `94, cuando usted fue convencional nacional para la reforma de la Constitución, y de él se extrae que usted es un radical algo particular en lo que hace a ideas?

– ¿Qué hay de particular?

– Su discurso tiene mucho de desarrollista, de frondizista si se quiere, algo que n o es común en el radicalismo. ¿Cuál es el núcleo duro que le interesa de aquel gobierno que, cualquiera sea la opinión que se pueda generar, fue un mundo de propuestas?

– La idea de gobernar con un programa, eso es lo que tuvo Frondizi con independencia de la suerte de su gobierno. Vertebró su programa alrededor de no muchas ideas, en todo caso un manojo de ideas que eran multiplicadoras de efectos? Pensó en términos de industria, en términos de ciencia y tecnología de punta, de energía? de la economía como factor de integración. Miraba lejos.

– Eran días en que la política podía mirar el tiempo por venir sin mayores apuros. En todo caso había un único temor y no era muy de esta parte del mundo: la guerra nuclear. ¿Cómo ve hoy la relación entre política y tiempo?

– La política está bajo apremio. Tiene a la sociedad encima. Ya no se trata de que la gente le «pide» algo a la política; quiere que la política le sirva. Aquí la política podó su lealtad con la gente. Mantiene su lealtad hacia dentro de los partidos, pero no con la gente. Y lo más grave o lo más enfermo que tiene nuestro sistema político, es que la política no ha podido construir una alternativa al populismo ni al neoliberalismo. La política se sigue hamacando entre estos dos polos.

– ¿Qué hay en el medio, en cuanto a cuerpo teórico que pueda traducirse en la práctica?

– La posibilidad de un proyecto nacional ajeno a subalternizar la política mediante la demagogia.¿No recuerda usted aquello de que estamos en el primer mundo? Un proyecto sustentado en un programa que no se ocupe del todo pero sí de lo esencial para llegar al todo, que no mienta como miente el kirchnerismo. Vamos a tardar muchos años en restañar todo lo que ha dañado el kirchnerismo con lo que ha hecho?

– Cuando se reflexiona sobre el kirchnerismo no abundan los matices. Por un lado están los que, siguiendo una ecuación usada por un historiador italiano para definir procesos, sostienen, para el caso, que el kirchnerismo es presencia de todo mal y ausencia de todo bien. Y están los que se deshacen en amor y alabanzas al matrimonio. Infiero que usted no forma parte de este grupo, pero, ¿está en el primero?

– Soy ajeno a los extremos. Lo juzgo desde hechos concretos, tangibles. Y entonces le imputo haber dejado pasar una oportunidad única para colocar al conjunto de la Argentina en el mundo como una Nación responsable, creíble, con reglas de juego, y no este país que tiene un gobierno que grita todo el día, ofende y se siente el dueño de la verdad. El kirchnerismo dejó pasar por alto una situación económica internacional tan favorable a la Argentina como nunca la tuvimos. Mire, la historia del kirchnerismo es la historia de un fracaso. Para ellos, que ya lo perciben, y para el conjunto del país porque a ese punto lo llevaron ellos.

– Momentos antes hablamos de las patologías que sobrelleva nuestro sistema político. ¿Cuál de ellas es la más grave?

– La carencia de valor que se le da a lo institucional.

– Pero esa carencia no es privativa de la política, de la dirigencia política.

– No, claro. Involucra a la sociedad.

– ¿No cree que por encima de esto, o en todo caso en paralelo, el presidencialismo está en el centro de los condicionamientos que tiene el sistema político?

– Mire, yo creo que si usted tiene una sociedad y una dirigencia política que se maneja arbitrariamente en lo concerniente a las instituciones, hay que comenzar a tratar esta patología. Yo no me resisto, no niego que el presidencialismo esté en el centro de las causas de los problemas del sistema político y que sería importante que se avanzara en su reformulación, pero cuando uno tiene una sociedad y una dirigencia política que no respeta o desdeña el valor de las instituciones, bueno? hay que trabajar en ese espacio.

– Doy por seguro que usted está de acuerdo con la alianza UCR-Elisa Carrió?

– Sí, claro.

– ¿Por qué creer que esta alianza es una alternativa que rescate al país del escenario que usted acaba de definir? Después de todo la alianza, en tanto experiencia, herramienta, tiene un fuerte desgaste en la sociedad argentina.

– Eso es cierto. Pero también lo es que caminar ahora rumbo a la alianza implica el compromiso de armarla alrededor de un programa concreto de gobierno. No se trata de una convergencia dictada por la necesidad de derrotar a quien está en el poder. Se trata, sí, de luchar por el poder para gobernar para la gente. Luchar por el poder es el sentido de la política, pero es una lucha en dirección a la gente. Juntarse en contra de alguien no es complejo, depende sólo de la voluntad. Pero juntarse alrededor de un programa de acción de gobierno es más complejo, pero es lo que se necesita. Acá no se necesitan frases ni consignas muy elocuentes, se trata de un puñado de ideas y de un firme compromiso para con las instituciones. Alianza con voluntarismo no, con programa sí.

– Deme un dato de lo que debe tener ese programa en el campo económico.

– Volver a hacer de la industrialización del país un paradigma.

– Y entonces el campo se enoja por la transferencias de recursos que tiene que hacer para desarrollar ese modelo.

– Hay que salir de esa ecuación. Y lo mejor para hacerlo es un manejo serio, con reglas claras, y para lograr esto hay que ir a la alianza desde el convencimiento de evitar dos males: voluntarismo y personalismo. Estos son dos males que recorren mucho de nuestra historia.

– Los radicales no escapan a esos fenómenos.

– Por supuesto que no… pero hemos hecho nuestra experiencia.

– ¿Me quiere convencer de que el radicalismo puede ser alternativa de gobierno nuevamente?

– El radicalismo está reuniendo voluntades para conformar la alianza, pero lo hace desde estar ya recuperando posición de poder en la política. Y hay un hecho muy interesante que en alguna medida nos motiva, nos alienta: no estamos conducidos por liderazgos excluyentes.

– La famosa «voz», única voz, de la que hablaba Larralde. Una voz hacedora de mucho pero que también impedía mucho, inmovilizaba.

– Bueno, ahora nada de eso. Y esto es un dato muy importante. Oxigena, se debate? Además, hay que volver a juntar a todos los radicales que por una razón u otra partieron.

– ¿Cobos?

– Por supuesto.

– El verbo de Carrió suele dispararse aceleradamente hacia puntos que terminan tornándola poco creíble. ¿Por qué es una socia confiable alguien así?

– Porque es valiente, porque está bien informada, porque en política siempre está abierto el tener que amalgamar cosas diferentes en materia de estilos de hacer política.

Una rica trayectoria.- Mucho de su trayecto político, Aguad lo hizo como colaborador de Mestre, un carácter fuerte en el marco de ese radicalismo tan arraigado en una sociedad que, como la cordobesa, parece haber sido creada para ese partido.

En 1994 fue convencional nacional por la UCR en la Convención para la Reforma de la Constitución Nacional que tuvo como escenario a Santa Fe.

Cuando en plena transición se desmoronó el poder de Eduardo Angeloz y Mestre asumió la gobernación, Aguad lo acompañó como ministro de Gobierno. Fue durante ese gobierno en que las finanzas de la provincia comenzaron a ser ordenadas mediante un drástico y eficiente programa de racionalización del gasto público.

A posteriori, cuando Mestre fue designado interventor de Corrientes, Aguad marcho junto a él para convertirse en mano derecha de una gestión compleja. Luego, al asumir Mestre el ministerio del Interior durante el mandato de la Alianza, Aguad quedó a cargo de esa intervención.

En el 2003, Aguad fue candidato a gobernador de Córdoba, elección en la que fue reelegido el peronista Juan Manuel de La Sota.

Hoy es presidente del bloque radical en la Cámara de Diputados de la Nación»

CARLOS TORRENGO carlostorrengo@rionegro.com.ar


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