Entrevista – Virna Molina y Ernesto Adito: Con la cámara en el interior de Zanon

Los realizadores de "Corazón de fábrica" hablan del filme. El documental se estrenará el jueves próximo en el Español.

NEUQUÉN (AN).- Virna Molina (33) y Ernesto Ardito (35) son esos realizadores que bucean más allá de lo anecdótico de una historia. Cuando la lucha de los obreros de Zanon llegó a Buenos Aires (su lugar de residencia) asimilaron el impulso de mirar adentro de la fábrica. Buscaban un relato de ficción. Pero al año de investigar y empaparse de la avalancha de sucesos en torno a Zanon (hoy Fasinpat) entendieron que «no se trataba de algo cerrado, sino en permanente cambio y transformación». Fue así que la naturaleza de la película viró hacia el género documental.

Ahora, después de cuatro años de meditada elaboración, Molina y Ardito estrenan su segundo largometraje independiente (el primero es «Raymundo») «Corazón de fábrica», que se verá por primera vez en la pantalla grande el jueves en el Cine Español de Neuquén, a las 20:30.

La película es una apuesta interesante, ya que se construye con datos hilvanados del pasado reciente del país y la provincia, pero también con emociones, con historias mínimas o partes de un todo que es la gestión obrera. Hay una intrusión de la cámara en la fábrica de ceramistas reclamando por los accidentes, organizándose en asambleas, transformándose poco a poco en activistas sociales y políticos. Sin duda es un film que revela el «big bang» de los obreros de Zanon y su lucha en la intensa y caótica realidad laboral y social que les toca vivir.

-¿Qué les pasó que los hizo venir a buscar la historia de Zanon?

Ernesto Ardito (E. A.): -Nuestro primer acercamiento a Zanon fue para escribir un guión de ficción. Hicimos la investigación en el 2004 y a partir de eso nos dimos cuenta que lo más válido era un documental, así nació «Corazón de fábrica». En el 2005 hicimos el rodaje, estuvimos tres meses adentro de la fábrica, fueron 15 días en marzo, 20 en junio, 15 en septiembre y otros 15 en diciembre para poder vivir todo un proceso de evolución desde adentro. La película tiene un tratamiento muy cinematográfico, es decir, apela mucho a lo que sería una puesta de cámara que está adentro de un conflicto. Trabaja mucho con planos cercanos, muy intimistas y busca mucho la gestualidad de los personajes. No es tan discursiva, busca las situaciones y los conflictos que surgen ahí y eso la hace muy ágil.

-¿Qué temas se encontraron?

E. A.: -Algo que va a generar polémica es el rol de las mujeres dentro de la fábrica, dentro de un proceso de transformación política y económica. Quizás el rol de las mujeres todavía está muy relegado. Son más de treinta mujeres que empezaron a organizarse recién ahora, entonces, ¿cuál es la voz real que tiene la mujer dentro de la fábrica?. Es uno de los cuestionamientos constructivos que hace la película.

Virna Molina (V. M.): -Sí, es una realidad del país y el mundo, en general el rol que ocupamos las mujeres siempre es relegado. Sobre todo cuando hablamos de conducción, de dirección. O sea, a la hora de trabajar nos ponemos a la par de hombre, pero a la hora de conducir un proceso hay que dar una pelea mucho más grande. Y Zanon no escapa de esa realidad.

-¿La transformación de los ceramistas cómo afectó a la historia que querían contar?

E. A.: -Es una película compleja porque tiene varios niveles de lectura. Uno más básico es que uno está contando la historia de Zanon desde que comenzó la lucha obrera en el '96, '97 cuando tenían muchos accidentes laborales, y en ese marco se genera la comisión interna. Después tenemos una segunda lectura que es lo que puede pasar como modelo universal de producción de la fábrica. Y también está la lectura histórica: hacemos un juego muy interesante que es trazar un paralelo de la historia argentina con lo que sucede en Zanon.Y después están los interrogantes que plantea la película: cuál es el costo humano, hasta donde uno esta dispuesto a dar por una lucha política.

-¿Qué les pasó a ustedes con la película?

V. M.: -Inevitablemente no podes dejar de cambiar. Con «Raymundo» entendimos que el cine funcionaba como una herramienta de comunicación valiosísima y muy poderosa. Y cuando empezamos con Zanon lo hicimos con el objetivo claro de difundir este proceso, pero también como un disparador para el debate colectivo.


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