«¿Es aceptable que para acceder al río haya que pagar?»

Por la presente deseo dirigirme expresamente al señor Jorge A. Sapag, gobernador de mi provincia natal (nací en Plaza Huincul), para solicitarle que la próxima delegación de su gobierno a la reunión o reuniones con la Junta Consultiva de la Pesca Continental Patagónica -donde se define el reglamento para el próximo año- esté integrada por alguien más que funcionarios provinciales del área, porque lamentablemente ya es tradición que sólo contemplen la parte económica que puede generar esta actividad y se olviden de la gran mayoría silenciosa que año tras año ha visto coartado su derecho al esparcimiento de la pesca deportiva, hasta llegar a la aberración de aplicar multas que han llegado incluso a confiscarle el sueldo de un mes de trabajo a cualquier obrero o empleado normal ante cualquier error de interpretación del mamotreto que hoy se llama «reglamento de pesca», amparados por un decreto (1034) del señor Martínez Wagner (1976) de muy dudosa legitimidad y también con toda malicia o ignorancia invocando la ley 2539 sin que esté reglamentada.

Es imperioso revisar varios ítems de este reglamento a todas luces discriminatorio, totalitario y confiscatorio de los bienes y derechos de la población. ¿Es aceptable que para acceder al río haya que pagar una suma de dinero, lógicamente (en negro) impuesta por algún ignoto personaje que se arroga su control y administración? ¿Es aceptable que los residentes de esta provincia paguen el mismo precio por un permiso de pesca que un extranjero o un pescador de la capital federal, a quienes se subvenciona para que les sirva en las provincias del sur hasta Tierra del Fuego? Pregunto: ¿cuántos neuquinos van a pescar allí?

Si bien el turismo es una herramienta muy valiosa para la economía de las poblaciones del interior de la provincia, no puede ser que este beneficio se base en la prohibición y castigo del resto de los habitantes que, aun sin ser aficionados a la pesca, frecuentan o mejor dicho frecuentaban las costas de los ríos o lagos, hoy temerosos de ser víctimas de este régimen de terror impuesto por un grupo minúsculo de cultores de un divertimiento elitista llamado pomposamente «cast and release».

Nuestro Concejo Deliberante prohibió la diversión con animales y su explotación comercial por el estrés y sufrimiento que ello les provoca. También varios países europeos cuyas democracias no son objeto de duda hace años que prohibieron expresamente este divertimento mal llamado «pesca deportiva» con devolución obligatoria.

Se pueden consultar las páginas www.troutunderground.com y www.EFTA.com, donde se admite que el motivo principal de la pesca sea obtener un pez para alimentarse pero no para martirizarlo jugando con él, ya que por varios procesos biológicos que aquí capciosamente no se divulgan muchos pescados mueren luego de ser devueltos, en un todo de acuerdo con lo resuelto por la UNESCO respecto de los derechos de los animales.

Si falta agregar algo, llevaron el cierre de temporada de pesca de salmónidos (trucha marrón) al 30 de mayo, cuando este mes es de plena actividad de desove de ésta, la más valiosa variedad de nuestros ríos, seguramente a pedido de los que hoy lucran con el recurso natural, total mañana qué importa. En ese período hay concentración para el desove y es fácil dictar cátedra de pesca… cualquier lego atrapa un pez que en otro período del año le sería dificultoso pescar, e hipócritamente son los que más reclaman (a los demás) el uso sustentable del recurso, con un único fin: su negocio.

Sugiero que la temporada comience en la tercera semana de noviembre y el cierre o veda «total» para la variedad salmónidos se establezca a más tardar en la tercera semana de abril para todos los sistemas, de este modo (a igual obligación igual derecho) eliminando la posibilidad de interferir e interrumpir su reproducción.

Roberto Ornth

LE 7.563.911

Neuquén


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