«Es un síntoma del estado actual de la cultura»

NUEUQUEN (AN).- Para el psicólogo Jorge Carri, profesor de la Universidad Nacional del Comahue (UNC) y de la de Flores, es necesaria «una forma de describir los asesinatos sin caer sólo en la familia del joven, algo en lo que todo el mundo focalizó ayer, es verlo como un síntoma».

«Vivimos en una sociedad que tiende a explicar este tipo de sucesos de acuerdo a determinantes psicologistas. Hay dos o tres tópicos: la personalidad, la familia; la otra es el de héroe; una persona que termina con su condición de objeto de burla», describe. No obstante, dice, «un análisis más profundo sería plantearlo como síntoma. Esto nos permite promover algunos interrogantes: el síntoma es la expresión de un conflicto, una respuesta insana a partir de ese conflicto. Y un suceso de estas características no se puede intentar explicar sino como un síntoma del estado actual de la cultura», piensa.

Asegura que «los mismos reproches que se le pueden hacer a la familia son los que se le podrían realizar a la escuela por no darse cuenta de un hecho puntual, un detonante; si hasta la misma mañana del hecho, al parecer era un pibe normal», indica.

Para Carri, que también trabaja en un centro asistencial del barrio Parque Industrial de esta ciudad, más allá de los asesinatos, también «fue un suicidio». El joven, observa, «terminó con su vida tal como fue hasta antes de esos terribles sucesos».

Dice sobre las hipótesis que desfilaron por los medios de todo el país: «Yo escuché gente que decía que esto sucedió por la falta de un plan de salud mental. Es cierto que podría no haberlo; pero en términos de asistencia si no se cambian ciertos valores, una política de este tipo no sirve para nada. Argentina es el país con mayor consultas psicoterapéuticas por habitante del mundo, ¿esto implica que estemos mejor en materia de salud mental?», se pregunta.

Agrega que «en todo caso, tendrían que ser políticas que modifiquen los valores de la cultura, que sean complementarias a un proyecto de salud mental».

Además, describe, se trata de un cruce de situaciones que en el actual contexto «hasta podrían ser predispuestas por la utilización de videojuegos, tal como lo demuestran estudios recientes en casos idénticos en Estados Unidos. Es más complejo que echarle la culpa a una familia o la escuela».

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