Escalera al cielo

Redacción

Por Redacción

Por Arnaldo Paganetti

n eje central de la gira presidencial por España fue haber logrado abrir una cuenta nueva de confianza, sin borrar el pasado de avivadas y cortes de manga a la hora de dar cumplimiento a los contratos, que terminaron provocando el descenso del país al «infierno».

Las positivas voluntades expresadas por empresarios y banqueros hispanos en el sentido de seguir apostando en un país que ha registrado una recuperación económica «impresionante», según reconoció el vocero del FMI, no alcanzan para ocultar lo arduo que será la tarea para poner en marcha reglas de juego creíbles que posibiliten el retorno del crédito, la creación de empleos y la reactivación del aparato productivo. El organismo, con reparos, aprobó las metas diseñadas para el último trimestre del año, pero anticipó que en marzo hará un examen más exigente.

«Hubo apoyo y loas, es cierto, pero también planteos muy puntuales», reconoció con sentido común un miembro de la delegación nacional para el que no todo fue color de rosa como pretendió dibujar el jefe de gabinete Alberto Fernández.

Los representantes de los bancos ratificaron que no se irán del país, pero ensayaron un pataleo para intentar algún bono compensatorio por el pago de los amparos judiciales, al estilo del que obtuvieron por la pesificación asimétrica. «En esto no tendrán suerte», señaló una fuente del ministerio de Roberto Lavagna, que sin embargo acotó que el presidente Kirchner, más dialoguista que hace seis meses, es permeable a garantizar la rentabilidad de los sectores capitalistas (de hecho, adscribió a las leyes del mercado, con un tinte keynessiano) y a dar cabida a soluciones impositivas demandadas por firmas como Repsol-YPF.

De eso no se habla. El tema tarifas de los servicios público pareció un tema tabú. Lo cierto es que las variaciones («las presiones son muy grandes», admitió un estrecho colaborador de Kirchner) irán indefectiblemente atadas a los planes que tengan las compañías extranjeras para dar satisfacción al incremento de la demanda de servicios. Es que en el gobierno se ufanan del crecimiento de alrededor de un 8 por ciento en 2003 y prevén un 6 o 7 por ciento en 2004 y 2005. En consecuencia – en el pensamiento explícito del patagónico -, se está en las vísperas «de un momento para encarar excelentes negocios de riesgo, no como en el pasado cuando funcionarios corruptos entregaban gratis las riquezas».

La gente de Telefónica se congratuló ante Kirchner por el hecho de que se ha reducido a su mínima expresión el robo de líneas y cables y puso de manifiesto la recuperación de las conexiones. Alfonso Cortinas, de Repsol, se quejó por el precio del gas en boca de pozo. El presidente dijo que se está en la etapa de los estudios técnicos, pero adelantó su firme decisión de no afectar a los usuarios domiciliarios.

Cortinas insistió con argumentos sólidos y expuso el caso concreto de una cementera que consume a precio subsidiado importantes cantidades de metros cúbicos de gas y luego exporta sus productos a valor dólar. «Para ese tipo de situaciones seremos flexibles», concedió Kirchner al tiempo que pidió a Repsol-YPF ampliar las zonas de exploración y explotación tanto en gas como en otros combustibles. No serían ajenas a estas potenciales inversiones la interrupción del proyecto para exportar gas boliviano a los Estados Unidos y la disputa de Kirchner con el gobernador neuquino Jorge Sobisch, a quien en la Rosada tildan de «lobbista» de las petroleras multinacionales. El respaldo que consiguió el emenepista de intendentes peronistas la semana pasada provocó un cortocircuito entre el jefe comunal de San Martín de lo Andes, Jorge Carro y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli.

Cuestiones domésticas al margen, en la Rosada insisten que en el extranjero ya han empezado a comprender la impronta de K y su forma de relacionarse con los inversores. La ecuación es: transparencia, rentabilidad, equidad social y crecimiento.

«No nos interesa que las empresas quiebren, pero la lógica a partir de ahora es establecer una seguridad jurídica donde el Estado controla y supervisa y sanciona como lo hizo con Thales Spectrum y el Correo», se explicó en una de las áreas sensitivas de la pingüinera.

«¿Es qué acaso el Tesoro americano salió a socorrer a la Enron»?, se comparó.

¿Qué cambió en tan pocos meses para que los enemistados directivos españoles pasaran del lamento al elogio? «El click son los datos de la realidad y la seriedad de Kirchner, que no es rubio ni de ojos azules, pero estabilizó la economía, hizo crecer las exportaciones y el empleo, sin generar estampidas inflacionarios ni caos revolucionario».

La generación de puestos de trabajo y la construcción de electroductos o gasoductos serán clave para ir desterrando los planes de jefes y jefas de hogar, creados para contener el desborde piquetero.

Con respecto al saldo político de la visita a la madre Patria, Kirchner cree haber despejado las dudas. Pidió que no lo midiesen por su ideología sino por los hechos. Puntualizó que en relación con el presidente norteamericano George Bush, la diferencia es igual «al agua y el aceite», sin que ello signifique una falta de respeto y la insubordinación a principios comunes, como la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.

El criterio, de autonomía y de rigidez a la hora de responder a las demandas de los tenedores privados de bonos, está basado en la defensa de los valores democráticos. Kirchner justificó sus vínculos con Evo Morales (el encuentro con el boliviano fue promovido por Cortinas), con el venezolano Hugo Chávez y con el cubano Fidel Castro, en la necesidad de contribuir a la estabilidad en Latinoamérica, abierta a las expectativas turísticas mundiales. De hecho, en España fueron especialmente promovidos los hielos perennes de Calafate, las ballenas de Puerto Madryn y las Cataratas del Iguazú.

En lugar de una soga, Kirchner se ganó en España una larga escalera con la que procurará llegar al cielo. El presidente español José María Aznar le recordó que el despegue argentino se dará recién cuando se logre que parte de los 150 mil millones de dólares sacados por sus propios compatriotas, empiecen a retornar sin peligro de «ser robados». Kirchner contestó que por ahora su poder reside en la gestión y en la popularidad y que a él también le gustaría vivir en un país normal.

 

Arnaldo Paganetti

arnaldopaganetti@rionegro.com.ar


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios