Escuela de Lipetrén Chico vuelve a tener luz las 24 horas
La donación de baterías nuevas, calefactores y otros elementos, efectuada por dueños y empleados de una empresa barilochense, permitirá mejorar la vida en ese inhóspito paraje.
José Mellado
LIPETREN CHICO (José Mellado, enviado especial) – La donación de una empresa barilochense permitirá a la comunidad educativa de la Escuela 332 del paraje Lipetrén Chico, en la región Sur rionegrina, concretar el anhelo de tener luz eléctrica durante las 24 horas y, al mismo tiempo, poder dotar de este servicio a la aldea escolar ubicada a pocos metros del establecimiento. El martes pasado, Paula Gómez, de la empresa Catedral Alta Patagonia, llegó hasta la escuela, ubicada en una zona inhóspita de la meseta y de difícil acceso, con un cargamento de colchones, ropa, calefactores y seis grandes baterías y otros elementos. El objetivo central fue dotar de acumuladores nuevos al panel solar que tiene el establecimiento. La donación, que superó los 17.000 de inversión, fue posible mediante la colaboración de los empleados y propietarios de la empresa barilochense que periódicamente realiza estas movidas solidarias para ayudar a las escuelas rurales. Por su parte, la directora del establecimiento educativo, Teresita Cavana, resaltó la importancia de la donación al señalar que “nos va a mejorar la calidad de vida y eso redundará en beneficio de los alumnos y de las madres que viven en la aldea escolar”. La mujer agregó que si bien la escuela cuenta con pantallas solares, las baterías están agotadas y sólo pueden tener luz unas pocas horas al día, cuando el sol lo permite. El lugar cuenta también con el servicio televisión digital y con una pantalla para acceder al servicio de Internet que, si bien fue instalada hace un tiempo, aún no funciona debido a que falta que los técnicos de Educación se acerquen a la escuela y le den la orientación correspondiente. En muestra de agradecimiento, los alumnos de la escuela bailaron para los visitantes, les entregaron distintos recordatorios y los agasajaron con unas ricas empanadas. El lugar Dispersas en una amplia zona, treinta y dos familias integrantes de la comunidad indígena “Peñi Mapu” (´hermanos de la tierra´, en lengua mapuche) habitan la zona de Lipetrén Chico. La escuela 332, fundada el 1 de septiembre de 1992, se ubica a 125 kilómetros al sur de Jacobacci y a 1.300 metros sobre el nivel del mar, casi en el Paralelo 42. Dos cocineras y Teresita Cavana, quien hace de directora, maestra y también de madre, atienden a los 8 alumnos que asisten al establecimiento desde jardín hasta séptimo grado. “Cuando abrió la escuela tenía cerca de 50 alumnos. Por la situación del campo, mucha gente se ha ido a vivir a Jacobacci. En el paraje quedamos unos pocos y la mayoría somos gente grande” señala María Curufil, mamá de unos de los alumnos y cocinera de la escuela. A escasos metros del establecimiento educativo se levanta la aldea escolar que conforman tres casas de adobe en la que viven varias mamás que ayudan a cuidar a los alumnos y colaboran con las tareas de la escuela. Como ocurre en cada uno de los parajes donde existe una escuela, ésta es el corazón de la comunidad. “Todo gira en torno a la escuela. Acá nos reunimos para las fiestas, para hablar de la producción, para las celebraciones… es como nuestra segunda casa” agrega María.
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