“Ese día todos nos reíamos”

NEUQUÉN (AN).- A pesar de haber pasado un mes, Graciela recuerda cada minuto de ese día. Y en su relato enfatiza una y otra vez, que ese día fue excepcionalmente alegre en el supermercado, “todos nos reíamos”, cuenta, sin dejar de pensar en las personas que dice “ahora los reconozco por las fotos que llevan los familiares. Ese día fui temprano a comprar hígado. Pero el carnicero me dijo que fuera más tarde porque recién lo había recibido y me prometió que me iba a guardar un kilo. Así que a la tarde volví y era un día muy alegre, ese día todos nos reíamos”, contó. La última clienta de la sucursal 84 explicó que “en la cola de la carnicería había mucha gente y entonces el carnicero nos dijo en broma qué pasa que hoy hay tanta gente conmigo”. Ese diálogo sumó a varios que aguardaban ser atendidos: un matrimonio mayor, la familia Yáñez, Wálter Honorio y varias personas más. “Había un clima muy de almacén de barrio. Cuando estaba yendo para la caja una mujer me toca el hombro y era esta señora Ida Martínez. La señora me dice vos que sos más joven ¿no me hacés un favor? ¿no me podés leer unos precios?, así que volví a la columna esa”, la columna central del supermercado. “Ella quería durazno y yo le leía la marca y el precio y le di la que eligió”, narra y agrega que “me dijo chau nena, gracias. Y yo me fui para la caja”. “Ahí me di cuenta mirando la pila de duraznos que habían hecho toda una torre con las latas alrededor de la columna que yo había visto agrietada la semana anterior”. Desde el 25 de octubre pasado Graciela, una de las sobrevivientes de la catástrofe de la Cooperativa Obrera, experimenta varios cambios. “No puedo dormir con las luces apagadas. Creo que paso más tiempo en el hospital Heller que en casa”.


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