Esperaban el traslado de presos cubanos disidentes

LA HABANA/WASHINGTON.- La Iglesia católica y la oposición interna cubana se mantuvieron ayer a la espera de que el gobierno del presidente Raúl Castro traslade a disidentes presos a cárceles cerca de sus familias y hospitalice a los enfermos, según prometió al cardenal arzobispo de La Habana, Jaime Ortega. “Estamos en contacto con las familias de los que pudieran estar implicados en el traslado o excarcelación, y hasta este minuto no hay ningún hecho concreto. Todo está igual que la semana pasada”, dijo el portavoz de la ilegal pero tolerada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (Ccdhrn), Elizardo Sánchez. Según estimaciones de la Ccdhrn, el traslado a prisiones en las ciudades de residencia de sus familias afectaría a 16 o 17 presos, principalmente naturales de La Habana que se encuentran internados en otras provincias. El disidente Guillermo Fariñas, en huelga de hambre y sed desde hace tres meses para exigir la libertad de 26 opositores que -según dice- se encuentran gravemente enfermos, afirmó el fin de semana pasado tras recibir en el hospital la visita de un alto representante eclesiástico que los traslados y las hospitalizaciones se iban a producir a partir de ayer. No obstante, según el portavoz del arzobispado de La Habana, Orlando Márquez, la oficina de Asuntos Religiosos del gobernante Partido Comunista de Cuba comunicó hace unos días al cardenal Ortega que los presos serían trasladados “esta semana”, sin precisar el día. “En ningún momento se dijo día. No se habló del lunes, se habló de esta semana”, dijo Márquez a DPA. El presidente Castro y el cardenal Ortega mantuvieron el miércoles pasado una inusual conversación de más de cinco horas en la que el líder católico cubano exigió una vez más la excarcelación de los opositores presos, especialmente los más enfermos. El portavoz del arzobispado habanero afirmó que la libertad de dichos presos “es el deseo expresado desde hace siete años” por la Iglesia, y aseguró que los líderes eclesiásticos proseguirán el diálogo con el gobierno sin que se haya fijado un calendario. “Es un diálogo abierto, en el que no hay un compromiso previo ni un programa, sino que es un diálogo abierto con posibilidades de avanzar en otras áreas. Un programa definido como tal no hay. Lo que hay es voluntad de ambas partes de continuar el diálogo”, añadió Márquez. (AFP)


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