Esquí accesible

Pablo Robledo, coordinador de las clases de esquí adaptado, cuenta que todos pueden aprender.

l coordinador de esquí adaptado en Chapelco Esquí Resort, Pablo Robledo, nos cuenta su experiencia.

“La actividad en Chapelco de esquí adaptado comienza en 1994 por una iniciativa de instructoras que habían hecho cursos en el exterior (EE. UU.), Claudia Vega Olmos, María Teresa Carnagui y Faustina Villalba”, explica.

En la temporada invernal de 2002 se acerca Pablo con la idea de comenzar a aportar desde su propia experiencia de amputado. En aquel momento su nivel de esquí era básico y se propuso casi sin darse cuenta avanzar rápidamente para poder enseñar y hacer crecer este proyecto. Es a partir de 2007 que Chapelco crea la figura de coordinador, por el rápido crecimiento y mayor afluencia de personas con capacidades diferentes. Pablo asume este papel y se transforma en el gestor, organizador y promotor principal de esquí adaptado en Chapelco.

–¿Cuál es la diferencia de Chapelco respecto de otros centros?

–Si bien en Argentina en todos los centros invernales se puede practicar la actividad, Chapelco es el único que cuenta con todos los instructores especializados en la práctica certificados por la Adides (Asociación de Instructores de Esquí y Snowboard).

Otro elemento fundamental es que aquellas personas con capacidades diferentes que presenten el certificado correspondiente son provistas gratuitamente del pase. Asimismo al tomar clases no tienen que pagar los equipos, lo que permite que esquiar en Chapelco sea realmente “accesible”.

En Chapelco hay ocho sillas disponibles para la práctica y están en vías de conseguir más. “Es importante que esos materiales sean utilizados y no estén guardados en un placar de alguien que realmente no lo está usando, eso es algo en lo que estamos trabajando. Tener tantas sillas nos permite más posibilidades”.

Para enseñar se adapta la técnica Argentina de la Adides a cualquier tipo de discapacidad. Las diferentes discapacidades requieren distintos apoyos y técnicas, en algunos casos son personas con silla, otras ciegas o cognitivas o las que esquían paradas con asistencia de bastones con esquíes. Las diferentes técnicas se definen en las categorías de 3 huellas y 4 huellas. Por lo general es necesario de 2 instructores por alumno ya que uno ocupa el lugar de instructor y el segundo asiste en caso de ser necesario, un ejemplo de ello es en los casos de personas autistas se encuentra el instructor y una persona delante del alumno que le llama la atención para guiarlo.

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