Bienestar sin ansiedad: cómo volver a lo esencial con un enfoque minimalista

Menos rutinas, más sentido. En tiempos de sobreinformación y exigencias, volver a lo esencial puede ser el camino más genuino hacia el bienestar.

Por Ignacio Monti (*), especial para Estar Bien. La multiplataforma de BIENESTAR de Diario RÍO NEGRO.


Vivimos tiempos donde el bienestar ya no es simplemente un deseo personal, sino casi una obligación. Las propuestas son infinitas: dietas keto, ayunos intermitentes, alimentación antiinflamatoria o basada en plantas, rutinas de ejercicio funcional, yoga, meditación guiada, journaling, baños de sonido, terapias alternativas, biohacks para la productividad… La lista sigue y sigue.

La paradoja es evidente: tanta información disponible, tantas prácticas recomendadas y estándares por alcanzar, terminan generando el efecto contrario al que buscan. En lugar de sentirnos más saludables y equilibrados, muchos terminamos atrapados en la ansiedad, la culpa o la sensación de estar siempre en falta.


¿Y si menos fuera más?

Tal vez es momento de hacer una pausa. De poner en duda esta agenda de bienestar omnipresente y preguntarnos: ¿necesitamos tanto para sentirnos bien? ¿O estamos complicando algo que podría ser más simple?

Una mirada más minimalista podría ofrecernos un camino más amable. Volver a lo básico, a lo que realmente importa. En lugar de perseguir todas las fórmulas externas, podríamos empezar a conectar con nuestras propias señales internas. Escuchar el cuerpo. Registrar cómo nos sentimos. Hacer pequeños cambios, no desde la exigencia, sino desde el deseo genuino de estar mejor.


¿Qué es el bienestar para vos?

Pero antes incluso de decidir qué prácticas adoptar o cuáles descartar, hay una pregunta clave que muchas veces pasamos por alto:

¿Qué significa estar en bienestar para mí? ¿Cómo lo reconozco? ¿Cómo se siente?

Sin una definición personal, sincera y adaptable del bienestar, corremos el riesgo de vivir según ideales ajenos. Nos perdemos en una carrera por alcanzar una imagen prefabricada que quizá no tenga nada que ver con nuestra historia, nuestro cuerpo o nuestro contexto.


La sabiduría antigua también tiene algo que decir

No es una inquietud nueva. Ya en la antigüedad, los grandes pensadores reflexionaban sobre el bienestar. Aristóteles hablaba de la eudaimonia, una noción de plenitud que no depende del placer inmediato, sino de la realización del propio potencial, en armonía con la virtud. Un estado que surge del equilibrio entre lo que sentimos, lo que pensamos y cómo actuamos.

Los estoicos, por su parte, proponían una visión más interior: el bienestar no está en lo que sucede afuera, sino en cómo elegimos vivir. Para ellos, vivir bien era vivir de acuerdo con la naturaleza y la razón, cultivando la serenidad ante lo que no podemos controlar.


Volver al centro

Tal vez el verdadero bienestar no consista en hacer más, sino en hacer menos. Menos ruido. Menos presión. Menos comparación.

Y en cambio, hacer más de lo que realmente nos conecta: más escucha interna, más autenticidad, más presencia. Porque al final, el bienestar no es una checklist, ni una tendencia, ni una exigencia más. Es un camino personal. Y cada quien debe encontrar el suyo.


(*) Creador del método Terapia Postural Holístico (TPH) y referente del bienestar en el país. Vive en Bariloche.

Contacto: @terapiaposturalh.com


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