Este año los embalses guardan menos agua

Las lluvias no fueron intensas. Existe además una decisión de no llegar a los máximos del año pasado.

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En el 2009 el embalse de Piedra del Águila almacenó tanto recurso que en octubre fue necesario abrir el vertedero para aliviarlo.

CIPOLLETTI (AC).- Este año las reservas de agua en los embalses de la región, destinadas a aprovechar al máximo el recurso destinado a la generación de electricidad, no se colocarán en niveles cercanos al máximo extraordinario, como ocurrió el año pasado, que fue necesario bajarlos abruptamente antes del verano. Este cambio se debió menos a una decisión política que al otoño no tan húmedo que se registró en el norte de la Patagonia. Este es el tercer año que se cambia de manera extraordinaria el manejo de la cuenca. Las normas de manejo del agua, contenidas en los contratos de concesión de las hidroeléctricas, establecen mínimos y máximos de cada embalse para cada momento del año. Son topes que actúan independientes de los niveles de la otra presa. Lo que se acordó entre el gobierno nacional, las provincias de la cuenca, representadas en la AIC, y la autoridad del despacho eléctrico en el país, Cammesa, fue tomar esos máximos de los embalses como una combinación y no de manera independiente. E inclusive se le introdujo una flexibilización del 5%. Esos topes son los que preparan los embalses para los aportes de agua que, históricamente, tienen los ríos de la cuenca: más en invierno, menos en verano. En función de ello, se bajan los niveles en tiempos de precipitaciones y deshielos, y se permite que suban en el estiaje. El río Limay tiene sus caudales sumamente regulados. Desde que nace en el lago Nahuel Huapi hasta que llega a su confluencia con el Neuquén, el agua pasa por cinco presas. Con mucha agua en los embalses de las presas ubicadas en los tramos superiores del río, se hace eficiente el uso del recurso porque permite generar más que si se almacenara en El Chocón, en el Limay inferior. En 2009 no fue necesario usar el agua que se guardó porque la repercusión doméstica de la crisis internacional hizo caer los consumos tanto de electricidad como de gas (que es el principal insumo para la generación). Y hacia finales de octubre fue necesario abrir el enorme vertedero de Piedra del Águila, una maniobra que muy rara vez se pone en práctica. Este año ese mismo embalse tiene una altura de 588 metros sobre el nivel del mar) cuando el máximo extraordinario es de 592. Y el embalse de El Chocón ni siquiera llega a la marca máxima normal: está en 377 metros sobre el nivel del mar, contra los 378 de ese tope. Fuentes de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) dijeron que esta manera de operar, de manera combinada, ambos embalses, es confiable y que, en caso de un temporal en la cordillera, el tiempo que tardaría en bajar dos metros el embalse de Piedra del Águila sería de dos días, suficiente para absorber el aporte de las precipitaciones en las montañas. Dijeron además que cada año que pasa con este manejo extraordinario, se tiene mayor experiencia. Pero relativizó que fuera sólo eso lo que permitió que este año los embalses estuvieran más bajos, sino que incidió el hecho de que el otoño no fuera todo lo húmedo que se esperaba


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