«Este ya no es mi hogar»
Tres días antes del inicio de la retirada israelí de la Franja de Gaza, el éxodo en los asentamientos judíos es ya patente.
La tranquilidad, como de pueblo a medio despertar, característica de la localidad costera de Neve Dekalim, apenas se distingue ahora, con los camiones de empresas de mudanza, los contenedores de transporte y la presencia de manifestantes .
Muchos colonos se resignan ante lo inevitable. Saben que a partir del lunes llamarán a su puerta policías y soldados con una orden de desalojo.
La lucha agria de los últimos meses y las relaciones de fuerza en el gobierno del primer ministro Ariel Sharon han acabado perjudicando a los 8.000 colonos judíos . La polémica sobre si las familias deben aceptar la oferta de indemnización del gobierno o si deben atrincherarse en sus casas destruyó Neve Dekalim, dice Michal Yechieli, de 36 años. «Este ya no es mi hogar», dice la mujer, «mi hogar ha cambiado». Muchos colonos están aquejados de insomnio y el estrés y las disputas les provocan erupciones cutáneas y tos.
Según datos oficiales, 1.083 de las 1.700 familias ya han solicitado las indemnizaciones del Estado para retirarse. Pero en otras casas se organiza la resistencia de la ultraderecha, cuyos activistas han logrado burlar los controles: al menos 2.700 se infiltraron, lo que preocupa a las fuerzas de seguridad.
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