«Estoy conforme, el saldo es positivo»

CORDOBA (Enviado especial) – Nada cambia en Gabriel Pozzo, a pesar de que a este joven piloto cordobés muchas cosas le llegaron de golpe. Ayer, después de la segunda etapa, se cansó de firmar autógrafos y no tuvo apuros para atender a la prensa, con la misma humildad que mostró en sus comienzos. Y expresó, a modo de balance, que «estoy muy conforme. Estamos cumpliendo con el objetivo que nos habíamos planteado con el equipo al comienzo de esta prueba. Aún falta, pero el saldo es positivo».

Pozzo comentó que «no especulé con la diferencia, porque una goma rota te puede arruinar todo el trabajo. Por eso, intenté imponer un ritmo fuerte y me salió bien».

El piloto del Córdoba Rally Team destacó que «el auto rindió a la perfección, lo que demuestra el profesionalismo de nuestro equipo. Aún falta mucho, pero estamos con Daniel (por su navegante Stillo) muy confiados en poder llegar al final para festejar con toda la gente que tanto me apoya».

• Promoción: Mucho se promocionó el cierre de la segunda etapa con el especial en el circuito emplazado en el interior del Cámping General San Martín, en Córdoba. «Entrada gratis, en el mejor lugar para ver el rally», fue el slogan. Y surtió efecto. Una multitud, estimada en más de cincuenta mil aficionados, colmó los cuatro mil y tantos metros de su recorrido.

Desde el mediodía ya comenzó a ingresar el público para presenciar un tramo especial que se corrió casi cinco horas después.

Acomodar a los aficionados fue una tarea casi titánica de la policía, que en un gran número debió multiplicarse para tener a todos en orden.

A la hora de comenzar el espectáculo, ver el aspecto que presentaba el escenario era conmovedor. Y después del paso del último piloto, comenzó una procesión humana de regreso algunos a sus casas y otros con destino a la zona del valle de Traslasierra, donde hoy terminará esta accidentada edición del Rally de la República Argentina.

Gabriel Pozzo impuso un ritmo demoledor

CORDOBA (Enviado especial) – Como para ratificar su gran nivel, el cordobés Gabriel Pozzo no especuló con la diferencia que había conseguido en la primera etapa y ayer impuso un ritmo demoledor, que le permitió consolidarse al tope del Grupo N-4 y lo que resta aparece sólo como un paseo veloz.

Pozzo estiró su diferencia sobre el experimentado uruguayo Gustavo Trelles a casi cuatro minutos y quedó a un paso de una conquista que puede ser consagratoria para un piloto tan joven y con un enorme futuro.

El cordobés encaró la segunda etapa imponiendo un ritmo tremendo, que no pudo ser seguido por sus rivales. Los 3m 58s 5-/10 con los que supera a Trelles son más que elocuentes.

Sólo un imponderable mecánico podría dejar con las manos vacías al cordobés, quien hasta ahora hizo muy bien los deberes y apenas le resta el último esfuerzo para darse el gusto de festejar una victoria como local.

Lo mejor estuvo en la pelea por el segundo puesto. Es que Trelles no pudo complicar a Pozzo y encima se tuvo que cuidar de Marcos Ligato, quien salió a recuperar el tiempo que perdió en la primera etapa por la rotura de un neumático.

El uruguayo aventaja al otro integrante del Córdoba Rally Team por veintisiete segundos, pero queda una dura etapa por delante. Ayer, Ligato le descontó apenas cuatro segundos, a pesar que le ganó la mayoría de los especiales, lo que demuestra como Trelles trató de controlar a su rival.

En este grupo uno de los mejores trabajos lo cumplió el tucumano Roberto Sánchez, quien recuperó mucho y ahora pretende pelearle el cuarto lugar al cordobés Sebastián Beltrán. Y en una de esas, si adelante hay alguna baja, podría tener la posibilidad de intentar conseguir un lugar en el podio.

Un viaje por las sierras muy revelador

Un viaje en auto por los caminos cordobeses sirve para comprender algo de lo que sucede por estos lados y más aún, si el chofer es un avezado relator de verdades cotidianas.

De mirada pícara y sonrisa fácil, Rubén Maldonado soltó su primera prédica. «Sabés lo que era Córdoba años atrás», se preguntó para responder: «una provincia llena de oportunidades, con fábricas por todos lados, con industrias y cosas para hacer. No como ahora donde hay pueblos que ni maestras tiene».

El frío que fue más intenso cerca de Alta Gracia, donde el sol amagaba con salir detrás de las sierras. Contó que en épocas del «Chancho» Mestre «la cosa comenzó a ponerse fulera» y desde la llegada de De la Sota «hubo un poco de esperanza, pero nada más».

San Agustín parecía un pueblo desierto («en el último censo dio dos habitantes», bromeó con una sonrisa), pero enseguida la procesión de gente que en fila india avanzaba rumbo al Rally apareció para dar pie a otra ironía: «vienen todos a putear al gobernador».

La ocurrencia sobre los guasos que llevaban encima más alcohol que abrigo desató la carcajada final: «Iba un negro en contramano y la paró la policía. Este le dijo que si no había visto la flecha que marcaba la dirección contraria. ¨Qué flecha?, si ni los indios veo, respondió el borracho» (Infosic).


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