Los rosales se pueden estropear, pero las pibas ya no vuelven

El 17 de febrero se realizaron en todo el país marchas para pedir justicia por Úrsula Bahillo asesinada por el policía Matías Martínez en Rojas. A 1.517 kilómetros, en Villa La Angostura, las organizaciones feministas y del movimiento de mujeres también se manifestaron. Fueron hasta la comisaría. Zulema, una de las activistas, recordó ayer que una agente salió ese día y le pidió que no “cuelguen los cartelitos” en los rosales porque podían estropearlos.

El martes 23 de febrero Guadalupe Curual fue asesinada en el centro de la Villa por Juan Bautista Quintriqueo. El pueblo de montaña que tapiza los perfiles de Instagram de celebridades porteñas y la residencia de un expresidente. Allí se produjo un femicidio. Una cacería, en la localidad que la provincia vende como un edén. Ayer una marcha colmó las calles de puños cargados de bronca.

La joven había realizado denuncias en el fuero de Familia. Fueron dictadas prohibiciones de acercamiento reiteradas y el 1 de febrero, además de esa medida se sumó otra: una sanción económica. El agresor debía pagar 2.360 pesos, el equivalente a 1 IUS, que es el 1% de lo que cobra un juez o jueza de primera instancia.

En 2018 tras el doble femicidio de Las Ovejas el gobernador Gutiérrez anunció en su discurso de apertura de sesiones, que enviaría un proyecto para crear el cuerpo de abogadas y abogados que patrocinen a las víctimas de violencia por razones de género. Se convirtió en ley rápidamente pero se reglamentó hace dos meses y no hay equipo. Las dos profesionales que prestan servicios dependen de Nación y no reciben casos del interior de la provincia.

El mandatario promete que el lunes en su discurso habrá anuncios. Es como el Día de la Marmota, nada cambia, apenas detalles.

Los rosales se marchitarán y nuestras vidas seguirán valiendo miseria, 2.360 pesos.


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