Estudiantes amasaron amistades y sueños en jornadas de integración 12-4-03
CIPOLLETTI (AC).- A la hora de las propuestas, las más acentuadas fueron «que se termine la guerra», «que no haya más violencia», «que exista igualdad entre los cipoleños», que «seamos más unidos y más solidarios» y que «la educación ocupe el lugar que le corresponde». Y al momento de expresar los sueños anhelados, hubo de todo: «quisiera viajar en avión», «me gustaría que me vaya bien en la universidad», «quiero ver el mar cuando se junta con el cielo», hasta el romántico «que me quieran como yo quiero» y sin excluir el «voy a ser presidente» planteado, y con toda convicción y desparpajo, por tres audaces muchachitos cada cual por su lado. Todo esto, y más -juegos, intercambios de opiniones sobre aspectos didácticos y de actualidad, almuerzo a la canasta- sucedió en la denominada «Jornada de Integración» de los alumnos de los cuartos años -turno mañana- del Colegio 5 «Alicia Moreau de Justo» del barrio Rosauer, uno de los más tradicionales de la ciudad, realizada el jueves. El proyecto surgió de parte de la rectora Adriana Calí, con la colaboración de todo el cuerpo directivo y docente -y el apoyo de la supervisión local del CPE- involucrando a unos 160 alumnos de las modalidades Pedagógico y Ciencias Naturales Aplicadas. No faltaron a la cita preceptores ni porteras. «Sentimos verdadera satisfacción porque la asistencia fue muy alta, con mucha disposición de los chicos. Ellos respetaron todas las pautas, pese a que se movieron en un predio muy grande y con toda libertad», dijo la rectora Calí. Tal vez uno de los signos de que el objetivo integrador se cumplió fue graficado por un alumno en su evaluación entregada ayer: «ahora en el pasillo nos saludamos todos». Y esto también viene a cuenta tomando como base que en los cuartos años del Rosauer -en una constante que no es ni exclusiva ni excluyente de esa institución- casi el 53 por ciento del alumnado llegó de otros establecimientos. La mayoría no se conocía entre sí, lo que comenzó a subsanarse con la jornada de integración. Las actividades se iniciaron a las 9 y finalizaron sobre el filo de las 13. Los alumnos fueron divididos en grupos de entre 10 y 15 y comenzó la etapa del conocimiento personal: de qué establecimiento venían, qué música les gustaba, qué pensaban de temas determinados, cuál fue la primera impresión que les dio el colegio, cómo era el contacto con los profesores y entre los mismos chicos. Luego, hubo juegos y actividades conexas, como básquet, carrera de embolsados, «cinchada» y otros. Después le llegó el turno a la reflexión, mientras se compartía un almuerzo a la canasta. «No dejemos que mueran los sueños», era la consigna sugerida desde los organizadores, y allí los estudiantes, con total frescura y dinamismo, le dieron rienda suelta a sus prioridades prevaleciendo la de lograr un título universitario para abrirse paso en la vida.
CIPOLLETTI (AC).- A la hora de las propuestas, las más acentuadas fueron "que se termine la guerra", "que no haya más violencia", "que exista igualdad entre los cipoleños", que "seamos más unidos y más solidarios" y que "la educación ocupe el lugar que le corresponde". Y al momento de expresar los sueños anhelados, hubo de todo: "quisiera viajar en avión", "me gustaría que me vaya bien en la universidad", "quiero ver el mar cuando se junta con el cielo", hasta el romántico "que me quieran como yo quiero" y sin excluir el "voy a ser presidente" planteado, y con toda convicción y desparpajo, por tres audaces muchachitos cada cual por su lado. Todo esto, y más -juegos, intercambios de opiniones sobre aspectos didácticos y de actualidad, almuerzo a la canasta- sucedió en la denominada "Jornada de Integración" de los alumnos de los cuartos años -turno mañana- del Colegio 5 "Alicia Moreau de Justo" del barrio Rosauer, uno de los más tradicionales de la ciudad, realizada el jueves. El proyecto surgió de parte de la rectora Adriana Calí, con la colaboración de todo el cuerpo directivo y docente -y el apoyo de la supervisión local del CPE- involucrando a unos 160 alumnos de las modalidades Pedagógico y Ciencias Naturales Aplicadas. No faltaron a la cita preceptores ni porteras. "Sentimos verdadera satisfacción porque la asistencia fue muy alta, con mucha disposición de los chicos. Ellos respetaron todas las pautas, pese a que se movieron en un predio muy grande y con toda libertad", dijo la rectora Calí. Tal vez uno de los signos de que el objetivo integrador se cumplió fue graficado por un alumno en su evaluación entregada ayer: "ahora en el pasillo nos saludamos todos". Y esto también viene a cuenta tomando como base que en los cuartos años del Rosauer -en una constante que no es ni exclusiva ni excluyente de esa institución- casi el 53 por ciento del alumnado llegó de otros establecimientos. La mayoría no se conocía entre sí, lo que comenzó a subsanarse con la jornada de integración. Las actividades se iniciaron a las 9 y finalizaron sobre el filo de las 13. Los alumnos fueron divididos en grupos de entre 10 y 15 y comenzó la etapa del conocimiento personal: de qué establecimiento venían, qué música les gustaba, qué pensaban de temas determinados, cuál fue la primera impresión que les dio el colegio, cómo era el contacto con los profesores y entre los mismos chicos. Luego, hubo juegos y actividades conexas, como básquet, carrera de embolsados, "cinchada" y otros. Después le llegó el turno a la reflexión, mientras se compartía un almuerzo a la canasta. "No dejemos que mueran los sueños", era la consigna sugerida desde los organizadores, y allí los estudiantes, con total frescura y dinamismo, le dieron rienda suelta a sus prioridades prevaleciendo la de lograr un título universitario para abrirse paso en la vida.
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