Europa necesita millones de inmigrantes

La ONU acaba de dar un golpe demoledor a las teorías sostenidas por los partidos de ultraderecha europeos, que favorecen cada vez más trabas para los inmigrantes del Tercer Mundo. Los expertos en demografía aseguran que, de la mano del control de la natalidad, la población del Primer Mundo envejece rápidamente. Y, sin una inyección de millones de inmigrantes, no podrán sostener sus sistemas económicos.

Londres (Télam-SNI-EFE). Contrariamente a lo que piensan los políticos de la ultraderecha europea, el Viejo Continente no necesita menos sino más inmigrantes, si quiere man tener su liderazgo económico mundial.

Un reciente estudio de la ONU advirtió a los líderes de la Unión Europea (UE) sobre la necesidad de encarar una seria política de apertura migratoria como única solución ante las inevitables tendencias.

La División de Población de las Naciones Unidas publicará en marzo un informe llamado «Migraciones de sustitución», en el que se estima que dentro de 25 años Europa contará con 35 millones de habitantes menos y requerirá de 159 millones de trabajadores para que no se desequilibre su estructura laboral.

El problema central radica en la falta de suficiente población activa como resultado del consecuente descenso de la natalidad, por lo cual el continente se vería en serios problemas para sostener a sus jubilados.

Según explicó el director de la División de Población de la ONU, Joseph Chamie, «la media actual en Europa es de 4 ó 5 personas en activo por cada jubilado; dentro de 50 años serán 2 por cada pensionado».

«Esto va a suponer un cambio radical en la estructura de mercado laboral», comentó Chamie , porque se calculó que para el 2020 Europa estaría derivando el 5% de su PBI «para mantener a sus ancianos».

Es por ello que la ONU consideró que habrá una gran necesidad de abrir las puertas en forma masiva a la mano de obra extranjera que, en muchos casos, llega preparada en edad y capacitación para ponerse a trabajar.

Otro de los redactores del informe, Joseph Grinblat, dijo a El País que «se necesitan más trabajadores para mantener la proporción entre la población activa y los jubilados, pero, por otra parte, no se puede ampliar el mercado de trabajo, ya saturado por el desempleo, para integrarlos».

Lo cierto es que esa necesidad de apertura de fronteras coincide con los crecientes flujos migratorios mundiales, pero se contradice con la dirección que los miembros de la comunidad europea adoptaron para fortalecer los controles de inmigrantes. Desde la década del '70, y con mayor intensidad a finales de los 80, la migración en Europa se transformó en uno de los temas inevitables en la agenda de los líderes del bloque por su implicancia social y la preocupación de los nacionales europeos.

Grinblat mencionó la necesidad de encontrar «una nueva fórmula» para solucionar esta problemática porque, pese a se requiere mano de obra foránea y joven, UE no está preparada para incorporar esa cantidad de gente.

La preparación europea no sólo estará vinculada con el equilibrio de su estructura social, sino también con poder superar la falsa creencia -instalada en la opinión pública de algunos países por los partidos de ultra derecha- sobre el peligro de albergar a extranjeros.

En la actualidad, los miembros europeos deberían modificar sus legislaciones migratorias para alcanzar la armonización firmada en 1996 con el Tratado de Amsterdam sobre Libre Movimiento de Personas dentro del continente, del cual el Reino Unido se mantuvo al margen.

Pero los plazos se fueron extendiendo, los consensos políticos tardaron en arribar y naciones como Alemania aún no resolvieron el problema de sus «trabajadores -invitados» (figura que le adjudican a los inmigrantes con empleo temporario) para poder implementar esas políticas comunes.

España recién resolvió su modificación a la Ley de Extranjería el pasado 23 de diciembre, con la aprobación en el parlamento de un proyecto que no cuenta con el aval del Partido Popular del presidente José María Aznar.

En el artículo de El País, Grinblat planteó que aunque las soluciones «parecen incompatibles» con la realidad «no podemos seguir practicando la política del avestruz».

«Hay que dejar la política del avestruz»

Según el responsable de la división de la población de la ONU, Joseph Chamie, «los políticos europeos deberían dejar de practicar la política del avestruz y hacer frente a la realidad del factor demográfico».

En un mundo como un reloj, «los jefes de Estado miran la aguja de los segundos, mientras que nosotros, los demógrafos, miramos la de las horas, que avanzan mucho menos deprisa pero con consecuencias a largo plazo», comentó Chamie.

«Sabemos que ningún político, en Europa o fuera de Europa, sería reelegido proponiendo la entrada de millones de trabajadores inmigrantes y que los sindicatos de Europa quiere bajar la edad de la jubilación en lugar de aumentarla», añadió.

«Nosotros no proponemos soluciones políticas. Miramos las cifras y nos preguntamos: ¿quién va a ocuparse del 47 por ciento de inactivos?», destacó. El informe, «no constituye más que una proyección mecánica de las tendencias actuales y no tiene en cuenta otras evoluciones políticas y macroeconómicas posibles». (EFE)

Cada vez menos trabajadores jóvenes sostienen a más jubilados

Matemáticamente, la receta tiene sentido. Con medio millón de inmigrantes por año, por ejemplo, Alemania debería tapar los «agujeros» que le surgen por su escasez de bebés.

Según recientes pronósticos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el transcurso de veinticinco años la población alemana se redujo en catorce millones.

Con el descenso de mano de obra que esto implica, este ente mundial también ve decrecer el bienestar alemán. Entonces, ¿qué sería más fácil que prescribir un refuerzo?

Por otra parte, los demógrafos de la ONU no mencionan el problema de la desocupación alemana en sus recomendaciones. Estas se basan en cálculos que el departamento de la ONU a cargo de las cuestiones demográficas quiere publicar en marzo en un amplio informe.

Según el adelanto, la situación futura de países vecinos de Alemania y otros estados industriales como Japón o Corea del Sur no es mejor. En los próximos cincuenta años, la población rusa disminuirá de 147 a 121 millones de personas, mientras que la japonesa descenderá de 127 a 105 millones.

España será el país europeo en el que la media de edad «será la más elevada del mundo en el año 2050, si ninguna evolución contraría su evolución», según el informe de la ONU.

Y a Italia le faltan nueve y a Francia dos millones de personas para posibilitarle a su economía y a su sistema social en el 2025 la prosperidad obtenida en 1995.

A la Unión Europea (UE) en general, la ONU le recomienda importar 35 millones de inmigrantes para su fuerza laboral en los próximos veinticinco años.

No obstante, hay varios millones de ciudadanos europeos que actualmente están desempleados. Y cada vez hay más personas que se jubilan.

Actualmente, el promedio de la UE indica que cinco trabajadores «alimentan» a un jubilado con sus cargas sociales. Hasta mediados del siglo veintiuno, sólo dos empleados corresponderán a un jubilado, según los cálculos de la ONU.

Al mismo tiempo, en el Tercer Mundo hay un excedente de trabajadores, en parte altamente calificados, que espera su oportunidad. Un grupo de países en desarrollo ya le solicitó a las Naciones Unidas que en una próxima conferencia expliquen la cuestión de la inserción de empleados más allá de las fronteras.

Tan sólo India dispone de más fuerza laboral que toda la UE, mientras que sus expertos en computación encuentran rápidamente trabajo en el Silicon Valley estadounidense. (DPA)


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