Ex policía mató a sus cuatro hijos y se suicidó

Actualizado a las 20:30

Córdoba (Télam).- Un policía retirado mató hoy a cuatro niños de entre 6 y 14 años, que serían sus hijos, y se suicidó en un departamento de la capital cordobesa en un drama pasional que los investigadores atribuyen a que la madre de los nenes había puesto fin a la relación de pareja, informaron fuentes judiciales y policiales. Si bien oficialmente se informó que los cuatro niños eran hijastros del suicida, la justicia ahora investiga si en realidad eran hijos no reconocidos del ex policía que dejó una carta para que las autoridades judiciales le entragaran a su ex pareja en la que le dice: «Te esperamos».

El autor del hecho fue identificado como Cándido González, un policía retirado de 58 años y, según revelaron a Télam fuentes judiciales, para cometer el cuádruple crimen seguido de suicidio usó su arma reglamentaria, una pistola Bersa calibre 9 milímetros. El dramático episodio, que conmocionó a los cordobeses, ocurrió esta mañana en la Planta Baja C de la torre 5 de un monoblock ubicado en calle Armando Sica 4440 del barrio Cerveceros, en el sector sudeste de la capital provincial.

Allí, la policía llegó alertada por un grupo de vecinos que escuchó una serie de disparos. Al entrar al departamento, el personal policial se encontró con cinco cadáveres: un hombre de 58 años, un niño de 6 y tres niñas de 7, 10 y 14. Los pesquisas no tardaron en determinar que se encontraban ante un cuádruple homicidio seguido de suicidio.

Tres de los niños presentaban un balazo a quemarropa en la frente y el restante en otro sector de la cabeza, mientras que el suicida se efectuó un disparo en la boca, detalló a Télam una fuente judicial. El cadáver de la mayor de las nenas estaba en el living, las otras dos fueron encontradas al final del pasillo de ingreso a dormitorios y el niño estaba sobre un gran charco de sangre en una de las habitaciones, a poca distancia del cadáver de González, quien aún tenía en sus manos la pistola con la que cometió la masacre. Una segunda nota hallada sobre una mesa desorientó en primera instancia a la policía ya que debajo del nombre «Hugo Reyna», aparecían los nombres de los cuatro chicos asesinados.

Ahora, los detectives tratan de determinar si «Hugo Reyna», fue marido de la madre de las víctimas, cuyo apellido es Ramírez de Reyna. Pero los investigadores luego averiguaron que allí no vivía Reyna, sino González y que los cuatro niños eran hijos de su ex pareja. Los cuatro chicos asesinados llevaban el apellido Ramírez y, por lo que pudo averiguar la policía en principio, no eran hijos del suicida, sino de su ex pareja.

Sin embargo, fuentes judiciales confirmaron a Télam que el fiscal a cargo del caso, Julio César Bustos, investiga si en realidad los menores son hijos no reconocidos por el ex policía. Los niños fueron identificados como Enzo Martín, de 6 años; Noelia Jazmín, de 7; Florencia Ayelen, de 10 y María de las Mercedes, de 14. Sus cadáveres estaban tendidos en un pasillo del interior del departamento, según contó a Télam uno de los oficiales a cargo del procedimiento.

El fiscal Bustos y su secretario Raúl Garzón, aguardaban el resultado de las autopsias, ya que por la posición en la que fueron encontrados los cadáveres y el balazo a quemarropa que cada uno de ellos presentaba en la cabeza, los forenses sospechaban que los chicos pudieran estar adormecidos al ser ejecutados. Fuentes judiciales confirmaron a Télam que González en una de las cartas explica por qué tomó la decisión de matar a los chicos y suicidarse. Una vecina que vio parte del texto dijo a la prensa que vio escritos los nombres de los chicos y una frase «como que 'nos encontraremos en el más allá'».

Los investigadores centraron la pesquisa en la relación amorosa que hubo entre González y la madre de los niños, de apellido Ramírez de Reyna, y así determinaron que la mujer lo había dejado hace tres semanas para formar una nueva pareja. Los voceros indicaron a Télam que hacía pocos días que González había logrado que los chicos volvieran a vivir junto a él en los monoblocks del barrio Cerveceros. Si bien el caso está judicialmente esclarecido, para concluir la pesquisa el fiscal Bustos esperaba interrogar a Ramírez de Reyna, una testigo considerada clave que hasta esta noche «no había salido de su estado de shock y sólo pide ver a sus hijos».


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