Examen de sangre detecta con rapidez reaparición del cáncer
Un nuevo método creado por investigadores del Johns Hopkins permite, mediante un sencillo examen de sangre, saber si el tratamiento contra un cáncer ha sido efectivo o si la enfermedad se ha reactivado. El test arroja resultados en etapas tempranas del rebrote, cuando aún no puede ser detectado por los exámenes convencionales.
SALUD
Para 2011, el gobierno norteamericano pretende haber finalizado la decodificación genética de los 20 tipos de cáncer de más alta ocurrencia en la población, todo en el marco de su proyecto “Atlas del Genoma del Cáncer”. Aunque este trabajo aún se encuentra en desarrollo, ya surgen las primeras aplicaciones concretas de esta técnica.
Investigadores del centro del cáncer del Hospital Johns Hopkins desarrollaron un método para monitorear la evolución de esta enfermedad en pacientes que ya han sido sometidos a un primer tratamiento de cirugía para extraer el tumor.
Para desarrollar el nuevo método, los investigadores tomaron pruebas de tejidos sanos y enfermos de pacientes con cáncer colorrectal y cáncer de mama, decodificaron su genoma y posteriormente los compararon. Así constataron que más que alteraciones en genes específicos, la característica más sobresaliente de las células cancerígenas son los cambios en la ubicación de grandes secciones de su genoma, en comparación con las células sanas. Los análisis detectaron un rango desde cuatro hasta 15 reordenamientos del ADN en las muestras de tejido cancerígeno. “Estas alteraciones, como la reorganización de los capítulos de un libro, son fáciles de identificar”, dice Bert Vogelstein, coautor del estudio publicado en la revista Science Translational Medicine.
Marcas en la sangre
El ADN alterado trasciende las paredes de las células y entra al torrente sanguíneo dejando sus marcas, lo que permite que un simple examen de sangre detecte si la enfermedad persiste o no en el paciente, según el nivel de alteraciones que se encuentren en su flujo sanguíneo. Algo que ayudaría a los médicos a detectar rápidamente la reaparición del cáncer y saber cómo el enfermo está respondiendo a las terapias.
Uno de los pacientes con cáncer colorrectal que participó del estudio es un ejemplo de las potencialidades de este sistema. Después de una primera cirugía para extirparle el tumor ,la presencia de estas alteraciones en su sangre disminuyeron. Pero tras unas semanas volvieron a subir, lo que indicó que parte del tumor no había sido retirado. Los médicos lo sometieron a una segunda operación y a una quimioterapia, luego de lo cual el indicador cayó sustancialmente. Sin embargo, un nuevo incremento ayudó a detectar una ramificación hacia el hígado, que pudo ser tratada a tiempo.
Rápido y preciso
En la actualidad, los exámenes de imágenes como la resonancia magnética son los más usados para constatar si un tumor persiste o se ha expandido después de una cirugía para extraerlo. Pero pese a su precisión, puede llegar tarde a la detección y tratamiento del mal. “Para poder detectar la presencia de cáncer con una resonancia es necesario que el tumor tenga entre cuatro y seis milímetros de diámetro y ahí ya hay muchas células cancerígenas”, dice Erick Orellana, oncólogo de la Clínica Santa María.
Este nuevo procedimiento permitiría detectar la persistencia de la enfermedad sólo días o semanas después de realizada la cirugía, a diferencia de los exámenes de imágenes que se efectúan recién tres meses después de la intervención.
Una traba para el uso masivo de este diagnóstico es su valor: US$ 5.000 en EE.UU., es decir, unos $ 2.640.000, según sus creadores, un costo muy superior a los US$1.500 que cuestan los test de imágenes. Esto se explica porque sólo tres laboratorios en el mundo cuentan con máquinas capaces de realizar esta sofisticada secuenciación genética. “Es caro, pero con el tiempo, la tecnología podría abaratarse y hacerse más asequible. Es un procedimiento prometedor”, indica Orellana.
Mutaciones compartidas
Hasta ahora, la secuenciación del genoma de distintos tipos de cáncer había corrido por caminos separados, sin embargo, un estudio publicado esta semana en la revista Nature indica que el 75% de las mutaciones genéticas son comunes a las distintas variedades de esta enfermedad. Para alcanzar estos resultados, los investigadores analizaron tejidos de 3.131 pacientes de Norteamérica, Europa y Japón, quienes padecían 26 tipos diferentes de cáncer, entre ellos, de pulmón, próstata, mama y leucemia.
El alto porcenaje de mutaciones compartidas por estas enfermedades causó sorpresa entre los científicos. “Esto sugiere que los esfuerzos tras el desarrollo de tratamientos para el cáncer deberán estar orientados hacia las alteraciones genéticas comunes, más que hacia los tejidos donde se originan los tumores”, indica Matthew Meyerson, investigador de la U. de Harvard.
El estudio comenzó el año 2004 y contempló la identificación de al menos 122 regiones del genoma donde las células cancerígenas tienen alteraciones respecto de las células sanas. Si bien varias de estas anormalidades no están relacionadas con el crecimiento de los tumores, si sirven como señales que indican la presencia del mal.
Fuente: La Tercera
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