Excursión aérea
Una manera distinta de apreciar los increíbles colores del mar en la costa rionegrina y poder ver con los propios ojos los accidentes geográficos y las urbanizaciones en San Antonio Oeste y el puerto.
Los colores del mar, que brilla intensamente bajo el sol del atardecer, se perciben distintos desde el aire y toda la gama de verdes se ocupa de pintar la inmensa masa de agua, que al registrarse la bajamar muestra los vericuetos que conforman su lecho. Como los pliegues de una seda que se enrolla y se tensa, van y vienen las olas, por eso, aunque el viento no se siente desde la cabina, es evidente que está soplando a su antojo.
Estas y otras imágenes pueden captarse “desde el aire”, al efectuar uno de los vuelos de bautismo que durante esta temporada ofrece el aeroclub de San Antonio Oeste, que funciona en el aeródromo Antoine de Saint Exupéry, ubicado en el kilómetro 8 de la ruta Nº 2, poco antes del acceso a Las Grutas.
“El paisaje siempre es distinto. A veces, el mar se ve intensamente azul. Mirá allá, en ese banco de arena, la cantidad de lobos marinos que hay” señala Daniel Sánchez, el piloto, mientras que abajo los lobitos se sintetizan en una serie de puntos móviles, que van cobrando forma a medida que el avión se acerca.
Daniel no sólo comanda el avión, sino que se ocupa de responder las inquietudes que van surgiendo durante el recorrido, y de contar detalles acerca del paisaje que permiten orientarse y apreciar cada una de las postales que llegan “desde tierra”.
Los que elijan el recorrido más breve podrán escoger entre visitar desde el aire San Antonio Oeste, con su muelle, sus balnearios y las brillantes construcciones de chapa y madera de su pasado ferroviario, o dirigirse hacia Las Grutas, y divisar como miniaturas a los turistas que se apiñan, resguardados por sombrillas multicolores, en las franjas de arena disponibles a medida que se retira el agua. Los que quieran un paseo más completo podrán volar por los tres sectores de la ciudad, incluyendo a los dos destinos anteriores el Puerto San Antonio Este, y asombrarse al ver los barcos que aguardan su ingreso al muelle, que a la distancia parecen juguetes abandonados a su suerte. (ASA)
Las Grutas
y su costa
Piedras Coloradas y su onda tranqui y espaciosa vista desde las alturas
La Mar Grande, en San Antonio
Las playas del centro, desde otro ángulo
Los colores del mar, que brilla intensamente bajo el sol del atardecer, se perciben distintos desde el aire y toda la gama de verdes se ocupa de pintar la inmensa masa de agua, que al registrarse la bajamar muestra los vericuetos que conforman su lecho. Como los pliegues de una seda que se enrolla y se tensa, van y vienen las olas, por eso, aunque el viento no se siente desde la cabina, es evidente que está soplando a su antojo.
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