“Existe una necesidad imperiosa en el trabajo de los recursos humanos”

Un plan de gobierno enseña en su perfil democrático principios de igualdad social con políticas de Estado y, a veces, con un cierto matiz ideológico. Luego, cuando el tiempo amerita, muchos de sus actores principales retacean la información inefable de los riesgos y la equidad social. En Bariloche, aunque nadie lo diga o corra en auxilio, existe una necesidad imperiosa en el trabajo de los recursos humanos. En estos días seguí muy atento la teatral situación melodramática ocurrida en la Defensoría del Pueblo. Ojalá la balanza justiciera se incline hacia la verdad y desactive este nudo innecesario, para una mejor puesta en función. No busco aquí dejar caer frases tutelares como jergas flamantes o ingrávidas sino reflexionar junto a ustedes, porque somos todos actores sujetos a contingencias dramáticas y novedosas. Quizás en estas letras haya más preguntas que respuestas y de seguro el Estado municipal, en este caso, debería responder por ley a toda una comunidad. Por lo que se lee en los diarios, básicamente se pide el desplazamiento del actual defensor del Pueblo del cargo que le compete. Si eso llegara a ser así, como ciudadano también me gustaría que este Estado –los gobiernos comunal y provincial– se preocupara por el control sobre los demás trabajadores barilochenses con igual ímpetu y en una forma más eficaz. En este caso, cualquier trabajador o hijo de vecino puede interpretarlo como discriminación, ya que el gremio y el Estado reaccionan en forma parcial, únicamente cuando la problemática se enfoca en el seno laboral de las instituciones gubernamentales o estatales. Recorriendo las calles, sinceramente no hay que ser muy ducho para darse cuenta del maltrato laboral que existe en cada ambiente lucrativo. La insania laboral, la creciente demanda de trabajo en negro y el aceptar un Monotributo por obligación para acceder a la dignidad del empleo son temas frecuentes en cada charla, donde cada uno tiene su historia, la narra con impotencia y no la objeta por miedo a perder el conchabo. La crisis volcánica, para graficar con un ejemplo, corporizó muchos fantasmas en el ámbito político-empresarial. Los peores remezones se los llevó la clase trabajadora, donde la carente previsión contable y financiera por contingencias, la destreza administrativa y el corte innecesario en la cadena de pagos sin prever una ley de emergencia (en orden medible, legal, tributario e impositivo), tal como lo propusieron en su momento diversos profesionales del Colegio de Ciencias Económicas y Contables de Bariloche, no se tuvieron en cuenta a la hora de una fuerte toma de decisiones como política de Estado en tiempo y forma. Sólo algunos emergentes laborales se hicieron foco de atención, mientras el común denominador no tuvo presencia representativa. Si se analizan los ratios contables, en todo sistema económico cuando se corta la cadena de pagos directamente no existe el crédito por falta de liquidez activa en el flujo comercial rentable. Esta incertidumbre dejó en jaque a Bariloche y se evidenció mayormente en los sectores más vulnerables. Por consiguiente, el maltrato y la persecución laboral ascendieron más aún… ¿acaso hubo o hay control al respecto? Los grandes paradigmas en los discursos, los fallos del Estado y la inhibición de necesidades retoñan y aflora el antagonismo en el campo laboral y la puja agresiva por la supervivencia. Pero ¿qué sostienen los recursos humanos en esta materia? ¿Existe en Bariloche una planificación acorde con este sistema administrativo en cuanto a lo estatal y lo privado? “El control de desempeño” no es una persecución laboral sino una evaluación del rendimiento. Pero ¿cómo reduce el sistema operativo, la incapacidad o el desconocimiento y lo lleva a la práctica? Ricardo Almonacid, DNI 22.122.648 Bariloche

Ricardo Almonacid, DNI 22.122.648 Bariloche


Un plan de gobierno enseña en su perfil democrático principios de igualdad social con políticas de Estado y, a veces, con un cierto matiz ideológico. Luego, cuando el tiempo amerita, muchos de sus actores principales retacean la información inefable de los riesgos y la equidad social. En Bariloche, aunque nadie lo diga o corra en auxilio, existe una necesidad imperiosa en el trabajo de los recursos humanos. En estos días seguí muy atento la teatral situación melodramática ocurrida en la Defensoría del Pueblo. Ojalá la balanza justiciera se incline hacia la verdad y desactive este nudo innecesario, para una mejor puesta en función. No busco aquí dejar caer frases tutelares como jergas flamantes o ingrávidas sino reflexionar junto a ustedes, porque somos todos actores sujetos a contingencias dramáticas y novedosas. Quizás en estas letras haya más preguntas que respuestas y de seguro el Estado municipal, en este caso, debería responder por ley a toda una comunidad. Por lo que se lee en los diarios, básicamente se pide el desplazamiento del actual defensor del Pueblo del cargo que le compete. Si eso llegara a ser así, como ciudadano también me gustaría que este Estado –los gobiernos comunal y provincial– se preocupara por el control sobre los demás trabajadores barilochenses con igual ímpetu y en una forma más eficaz. En este caso, cualquier trabajador o hijo de vecino puede interpretarlo como discriminación, ya que el gremio y el Estado reaccionan en forma parcial, únicamente cuando la problemática se enfoca en el seno laboral de las instituciones gubernamentales o estatales. Recorriendo las calles, sinceramente no hay que ser muy ducho para darse cuenta del maltrato laboral que existe en cada ambiente lucrativo. La insania laboral, la creciente demanda de trabajo en negro y el aceptar un Monotributo por obligación para acceder a la dignidad del empleo son temas frecuentes en cada charla, donde cada uno tiene su historia, la narra con impotencia y no la objeta por miedo a perder el conchabo. La crisis volcánica, para graficar con un ejemplo, corporizó muchos fantasmas en el ámbito político-empresarial. Los peores remezones se los llevó la clase trabajadora, donde la carente previsión contable y financiera por contingencias, la destreza administrativa y el corte innecesario en la cadena de pagos sin prever una ley de emergencia (en orden medible, legal, tributario e impositivo), tal como lo propusieron en su momento diversos profesionales del Colegio de Ciencias Económicas y Contables de Bariloche, no se tuvieron en cuenta a la hora de una fuerte toma de decisiones como política de Estado en tiempo y forma. Sólo algunos emergentes laborales se hicieron foco de atención, mientras el común denominador no tuvo presencia representativa. Si se analizan los ratios contables, en todo sistema económico cuando se corta la cadena de pagos directamente no existe el crédito por falta de liquidez activa en el flujo comercial rentable. Esta incertidumbre dejó en jaque a Bariloche y se evidenció mayormente en los sectores más vulnerables. Por consiguiente, el maltrato y la persecución laboral ascendieron más aún... ¿acaso hubo o hay control al respecto? Los grandes paradigmas en los discursos, los fallos del Estado y la inhibición de necesidades retoñan y aflora el antagonismo en el campo laboral y la puja agresiva por la supervivencia. Pero ¿qué sostienen los recursos humanos en esta materia? ¿Existe en Bariloche una planificación acorde con este sistema administrativo en cuanto a lo estatal y lo privado? “El control de desempeño” no es una persecución laboral sino una evaluación del rendimiento. Pero ¿cómo reduce el sistema operativo, la incapacidad o el desconocimiento y lo lleva a la práctica? Ricardo Almonacid, DNI 22.122.648 Bariloche

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